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La agricultura cubana trabaja para garantizar el uso de las semillas y las variedades con la calidad establecida, para lo cual ha diseñado un sistema nacional de análisis, inspección y control, según informó a este diario Arcides Martínez, subdirector del Centro Nacional de Sanidad Vegetal (CNSV), a cargo de la certificación de semillas.
«La certificación está imbricada en un sistema —dijo el especialista—. Los inspectores realizan todo el control de las áreas para la producción de semillas.
«Las que se obtienen en el país llevan un trabajo de inspección de campo. Se procesan las plantas que tienen las unidades productivas, las empresas especializadas y los institutos de investigación. Cuando esa semilla está lista, se muestrea y se analiza en nuestro sistema de sanidad vegetal, donde se evalúan sus parámetros físicos, fisiológicos y fitosanitarios».
Otra prioridad del trabajo del centro es la simiente que se importa, que requiere de análisis adicionales, según explicó el también ingeniero agrónomo.
«Nosotros tenemos controlado en toda la cadena productiva el comercio de semillas, en busca de la calidad establecida.
Martínez se refirió al control, registro y aprobación de las variedades, y reveló que todas aquellas que se están comercializando oficialmente están aprobadas.
«Se registran, se aprueban y se emite anualmente una lista oficial de variedades, que son las que se pueden importar y comercializar.
«Todo este trabajo se sustenta en bases legales. son procesos establecidos durante años que se van revisando periódicamente, porque las plagas y las enfermedades cambian, se establecen nuevas tecnologías para los cultivos... Tenemos que ajustarnos a las nuevas condiciones, por ello trabajamos siempre en coordinación con las ramas productivas», precisó.
