Mientras en Miami, aferrados a su odio visceral, los grupos anticubanos desean lo peor y aúllan que «las fotos son falsas», el mundo ha visto en las primeras planas de buena parte de sus principales diarios un Fidel que se recupera, lee y conversa con amigos entrañables. «Está en todas las portadas como imagen central», decía en un comentario un periódico digital español.
Hay informaciones, comentarios y hasta editoriales sobre nuestro Comandante, que se dan la mano junto a los terribles acontecimientos de la agresión israelí al Líbano, o las más importantes noticias locales, y es que la noticia apareció en el dominical de Juventud Rebelde, con cuatro fotografías —que en la página web mostraban sus buenos colores—, y le siguieron siete imágenes en la edición del Granma, acompañado por el presidente venezolano Hugo Chávez y por el General de Ejército Raúl Castro, respondiendo saludablemente a las incertidumbres y preocupaciones de amigos y quebrando las especulaciones de los adversarios.
Así, lo vieron los lectores de Turquía o de China, en la Argentina o en Centroamérica, en periódicos estadounidenses o rusos, en cada capital de Europa y también en América Latina, Asia o África. Y con la noticia, nos llegaban también los festejos de solidaridad en un domingo cumpleañero.
Sin embargo, dicen que el gobierno estadounidense «también ha revisado las imágenes cuidadosamente». Mientras un funcionario —al parecer de la inteligencia y el espionaje— dijo: «No hay razón para dudar de la autenticidad de las fotos», el portavoz de la Casa Blanca rumió su frustración alienándose a los bárbaros de Miami.
Pero este manejo descarado y manipulador se estrella contra la verdad y, sobre todo, contra quienes ratifican su apoyo a la Revolución o, simplemente, manifiestan su complacencia porque las cosas marchen bien para una de las personalidades más destacadas e importantes de la historia contemporánea.
Cubanos y portugueses celebraban en Lisboa al tiempo que la sede diplomática de la Isla recibía innumerables mensajes de amigos, organizaciones de solidaridad y personalidades, una escena que se repetía en diversas ciudades de este planeta. Lo hacía la militancia del Partido de los Trabajadores del Brasil en un breve mensaje «al estimado Comandante» y los sencillos argentinos que tuvieron la idea de hacer una Bolsa Imaginaria de Regalos para Fidel:
En ellos va tanto cariño… Un llavero con la bandera argentina… Una cartita de amor con un dibujo de la bandera cubana, de una argentino-cubana de tres años… El Universo para que lo gobiernes… El Campeonato Mundial de Fútbol para Cuba… Mis oraciones por una salud infinita… Tu mano, guardada en mi corazón desde que me la diste en Bariloche… Un libro de piropos… Un paquete de caramelos envueltos en la Estrella Solitaria… Mi Patria para que la mejores… Mi puño izquierdo levantado bien alto… Mis ojos, atentos frente al imperio…
Más de 10 000 intelectuales y artistas se han adherido ya a la declaración La soberanía de Cuba debe ser respetada, que exige a la administración Bush que respete la independencia del país y advierte sobre cualquier posible agresión.
«Le deseo que en el futuro, el Señor le dé la fuerza de seguir inspirando solidaridad entre la gente con su ejemplo», dice el Patriarca ortodoxo ruso, Alexis II, mientras el presidente Vladimir Putin lo define como «uno de los políticos más brillantes» del mundo actual, y el presidente del Parlamento de Italia, Fausto Bertinotti, expresa su deseo en cinco palabras: «Larga vida al querido Comandante».
Un Fidel gigante iluminó a Quito desde las laderas del volcán Pichincha, y en una avioneta se paseó por los cielos del mismísimo Miami: ¡Fidel felicidades en tus 80 años de vida!
Hubo música, torta y brindis en miles de hogares, cuadras, barrios, aldeas, pueblos y ciudades; marchas y mensajes.
Porque así ha sido, hombres y mujeres de buena voluntad sobre esta Tierra dan sus obsequios cuando acaban de recibir un regalo-sorpresa de 80 primaveras rebeldes, que el diario argentino Página 12 definió con este cintillo de primera plana: «Y en eso volvió Fidel». (J.C.M.)