Foto: Jorge Luis Merencio Cautín MAISÍ, Guantánamo.— «A ojo de buen cubero» podría aseverarse que en Maisí está el edificio más estrecho de Cuba; pero este redactor prefiere la interrogante en señal de cautela, ante las sorprendentes curiosidades de nuestro bello archipiélago y la sabiduría de su gente, que podrían tener datos más certeros.
El peculiar inmueble, construido en 1955 en la comunidad de Asunción, mide 2,5 metros de ancho y dispone de cinco niveles, que actualmente sirven de sede a la Empresa Municipal de Construcción y Mantenimiento, y a un sector de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR), en el municipio cubano mayor productor de café.
Según el testimonio del maisiense Adriano Delgado Ortiz, quien trabajó en la obra desde la etapa de cimentación, el acaudalado terrateniente Manuel Gallinar Marcos, dueño de casi todo Maisí hasta el triunfo revolucionario de 1959, mandó a construir la edificación para una despulpadora-clasificadora del demandado grano.
«Mientras funcionó como industria para el procesamiento del café, era una armazón de estructuras metálicas que en pocos años resultó inoperante debido a la pronunciada altura y estrechez de la instalación pero, sobre todo, por el elevado consumo de agua, muy escasa siempre aquí.
«Las paredes se añadieron después para acoger oficinas estatales de la naciente Revolución», afirma Adriano quien tiene su casa al lado de la peculiar edificación.
No pocos nativos especulan que este podría ser también el edificio más estrecho del mundo; sin embargo, una incursión en la red de redes, apoyados en el buscador Google, lleva al internauta hasta el barrio chino de la ciudad canadiense de Vancouver, donde se encuentra el Sam Kee Building de 1,8 metros de ancho, al cual otorgan este récord.
Mas, entre los privilegios que nadie discutirá a los pobladores de Maisí, se cuentan ser de los primeros cubanos en ver aparecer el sol cada mañana desde la línea imaginaria del horizonte en el mar Caribe, los sistemas de terrazas planas, sus enigmáticas cuevas y exuberantes cafetales, junto a una obra social que se eleva por sobre sus montañas.