La tecla del duende
Lo comprobaron tecleros de varias provincias, comandados por la tenaz tropa de Holguín: El Che, como afirmó Eduardo Galeano, sigue siendo el más nacedor de todos. Medio siglo y su andar parece una carga imparable de futuro.
Ocurrentes que lo llevaban no solo en sus pulóveres, sino, sobre todo, en sus esencias, recorrieron sitios de Santa Clara que lo evocan: El Tren Blindado, la Plaza, el Memorial, la Loma del Capiro, el teatro La Caridad… Y de ahí se fueron hasta la Escuela 1ro. de Mayo, donde aún permanecen decenas de evacuados por el huracán Irma, para donar tres valijas de solidaridad. No con nada que sobre, sino con lo poco que se tiene en cada hogar y con gusto se comparte. Ropa, zapatos, aseo, utensilios de cocina, juguetes, material escolar. Y mucha energía patria. De eso estaba compuesta la entrega. Fieles al gran Ernesto.
Ya en la tertulia, hablar de reinicios personales fue el pretexto para rencontrarse. Como en los viejos tiempos, la ciudad de Marta Abreu se conmovió con poemas, chistes y sorpresas, como la iniciativa de celebrar el cumpleaños (cake incluido) de la habanera Giselle, recién estrenada en estos afanes. Con la desbordante presencia holguinera y una representación de Sancti Spíritus, Cienfuegos y La Habana, se llenó la sala Margarita Casallas, de El Mejunje, gracias a la inigualable colaboración de Silverio, su director, y de Aguilita, un «anciano de nuevo tipo», como él mismo se autodefinió.
Por la ciudad anfitriona sacaron la cara Yuniesky, Annay y la bellísima «SoyLaRisa», más un grupo de nuevos seguidores que prometieron volver cada primer sábado, a las 4:30 p.m., para empatar esa cita de almas con la peña de los Filimbusteros, que comandan los veteranos Pedro y Zaydita. En noviembre nos vemos el sábado 4, y el tema que compartiremos es: Cosas de la vida. (Reporte de Jorge Sánchez).
Camilo Cienfuegos. Cien/ veces Camilo Cienfuegos,/ porque no valían ruegos/ se armó hasta los dientes. ¿Quién/ que supo de amor y bien/ no fue tras él en su andar:/ plomo y sonrisa…? Pensar/ que desde el minuto triste/ de su perdición existe/ la primavera en el mar…/ (Cien veces Camilo, Juan Carlos García Guridi)