La tecla del duende
Sucede que uno a veces amanece con la voz de algún cantor entrañable dictándole el camino. Así me llegó Alí Primera, ese venezolano inmenso, que con su timbre ronco tiene mucho que decir aún a cada hombre. Ahí les van dos de sus clásicos:
Techos de cartón. Qué triste, se oye la lluvia/ en los techos de cartón/ qué triste vive mi gente/ en las casas de cartón// Viene bajando el obrero/ casi arrastrando los pasos/ por el peso del sufrir/ ¡mira que mucho sufrir!/ ¡mira que pesa el sufrir!// Arriba, deja la mujer preñada/ abajo está la ciudad/ y se pierde en su maraña/ hoy es lo mismo que ayer/ es su vida sin mañana// (Recitado) «Ahí cae la lluvia,/ viene, viene el sufrimiento/ pero si la lluvia pasa,/ ¿cuándo pasa el sufrimiento?/ ¿cuándo viene la esperanza?».
Niños color de mi tierra/ con sus mismas cicatrices/ millonarios de lombrices/ Y, por eso:/ qué tristes viven los niños/ en las casas de cartón/ qué alegres viven los perros/ casa del explotador// Usted no lo va a creer/ pero hay escuelas de perros/ y les dan educación/ pa’ que no muerdan los diarios/ pero el patrón,/ hace años, muchos años/ que está mordiendo al obrero// Qué triste se oye la lluvia/ en las casas de cartón/ qué lejos pasa la esperanza/ en los techos de cartón.
Los que mueren por la vida. Los que mueren por la vida/ no pueden llamarse muertos/ y a partir de este momento/ es prohibido llorarlos// Que se callen los redobles/ en todos los campanarios/ vamos pu’ pa’l carajo/ que para amanecer/ no hacen falta gallinas/ sino cantar de gallos.
Ellos no serán bandera/ para abrazarnos con ella/ y el que no la pueda alzar/ que abandone la pelea/ no es tiempo de recular/ no de vivir de leyendas.
Canta, canta compañero/ que tu voz sea disparo/ que con las manos del pueblo/ no habrá canto desarmado/ Canta, canta compañero/ canta, canta compañero/ canta, canta compañero/ que no calle tu canción/ Si te falta bastimento/ tienes ese corazón/ que tiene latir de bombo/ color de vino ancestral/ viene tu cueca de lucha/ cabalgando un viento austral.
Canta, canta compañero/ canta, canta compañero/ Canta, canta compañero/ que tu voz sea disparo/ que con las manos del pueblo/ no habrá canto desarmado/ Canta, canta compañero/ canta, canta compañero/ los que mueren por la vida/ no pueden llamarse muertos.
Este sábado, a las 2:00 p.m., en la capitalina Fragua Martiana, los duendes conversarán sobre dos esencias vitales: «abuelitud» y «juvenilia». // En tierras del Yayabo, los tecleros se encontrarán el domingo, 10:00 a.m., en la galería de arte Oscar Fernández Morera, para comentar su libro preferido.
Mi físico: Ninguna medida del tiempo contigo será suficiente... pero comencemos con «para siempre». Tu historiadora