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Las miradas y apreciaciones se van abriendo paso hacia una batalla que se libra hoy en Estados Unidos, a pesar de que los grandes medios hacen que el planeta siga más los movimientos que tienen lugar en el mundo mesoriental y del norte de África, donde un efecto dominó se esparce a ojos vista en la cima de una ola de petróleo.
Pero algo nuevo parece estar naciendo en Wisconsin, y otros estados norteamericanos como Ohio, Illinois, Michigan, Iowa, Minnesota y Kansas, y algunos estudiosos afirman que allí se están salvando los últimos jirones de la democracia estadounidense frente a un fascismo fortalecido con la victoria republicana de las últimas elecciones congresionales y de gobernaturas.
Hay una confrontación al stablishment y la están llevando a cabo decenas de miles de empleados que desde hace una semana protestan en las calles contra el proyecto de ley presupuestario y la reducción de sus derechos sindicales, y a la vez añaden un condimento muy especial, están exigiendo la renuncia del nuevo gobernador republicano de Wisconsin, Scott Walter.
Walter, tan pronto tomó posesión en enero, puso sobre la mesa una legislación que exige a los funcionarios de la administración pública el pago de una cuota mayor por su seguro médico y el fondo de pensiones y además se echó de un tajo los convenios colectivos, forzó a los sindicatos a celebrar anualmente un plebiscito que los legitime, y prohibió las deducciones automáticas de las contribuciones sindicales, toda una condena a muerte de la representación de los trabajadores. La reducción de los gastos también llevará inexorablemente a las cesantías.
El gobernador enarboló un solo pretexto: eran necesarias esas medidas para equilibrar las cuentas del estado en medio de la crisis económica; y para subrayar el carácter fascistoide del procedimiento, llamó a la Guardia Nacional e impuso el estado de sitio para ahogar cualquier intento de protesta… Pero no logró amedrentar a los ciudadanos de Wisconsin, que tampoco se han amilanado ante el crudo invierno y mantienen sus protestas de calle.
La causa cierta para ese desbalance en las cuentas de Wisconsin y otros estados, no puede ser achacado en ningún caso a salarios y pensiones. Por el contrario, su razón única reside en los cortes impositivos que han beneficiado solo a los más ricos, a expensas de las clases trabajadoras y medias de la sociedad. En el caso de Wisconsin, la amnistía fiscal a empresas multinacionales y estatales mermó las arcas en 170 millones de dólares.
El movimiento sindical estadounidense se está mirando en el espejo de Wisconsin, y es importante ver las reacciones en sus menguadas filas.
Pero el adversario es poderoso y asoma las pezuñas hasta con nombres y apellidos, pues la decisión de ese gobernador no es ajena a un fenómeno supuestamente también con raíz ciudadana, el movimiento Tea Party de pensamiento conservador en extremo, tras el cual está el financiamiento de los hermanos billonarios Charles y David Koch, grandes contribuyentes por cierto a la campaña electoral de Scott Walter, y cuyo capital se acumula en la Koch Industries, uno de los mayores consorcios mundiales en el campo de la energía.
Una frase de uno de sus abogados pone sobre alerta: «Nosotros vamos a traer el saneamiento fiscal a esta gran nación». Y eso significa en la práctica que arremeterán a nivel nacional —como ya lo está haciendo el presupuesto de la administración Obama— contra lo que llaman pagos excesivamente generosos y los beneficios que permiten a los sindicatos negociar a favor de los empleados locales y estaduales, que incluyen a maestros, policías, bomberos y trabajadores de hospitales públicos, entre otros.
La maniobra del gobernador de Wisconsin, y las manos enguantadas de los Koch que manejan los hilos de los títeres, impone paso a paso un régimen de índole fascista. En alguno de los comentarios sobre el tema se recordaba que cuando Hitler impuso su política no fueron los judíos y los gitanos los primeros en ir a los campos de concentración y crematorios, sino los líderes sindicales y de las izquierdas…
Pero así son las cosas cuando la causa más cierta de la crisis económica estadounidense reside en un trillonario presupuesto militar y las guerras en curso. Y un columnista, Robert Greenwald, sacó cuentas al respecto y encontró que la plata que Wisconsin necesita para cubrir sus déficits puede obtenerla solamente con hacer regresar a sus casas 180 efectivos de los que ese estado tiene en Afganistán… Con razón también ya hay manifestantes en las calles de Estados Unidos.