Frente al espejo
«Cómo me duele pensar que fui un estúpido que alguna vez fumé (La vida en una voluta (I), Yuniel Labacena Romero, 16 de noviembre). Que mi declaración sirva de mal ejemplo a los que aún fuman. Cómo gasta nuestro país dinero en salud que otros queman o hemos quemado alguna vez. Qué jugarreta del destino que uno de los rubros más importantes de nuestra economía sea el tabaco, pero aún así somos honestos y hasta en la cajetilla se pone el peligro que significa fumar. Algo es intolerante (aunque estoy fuera de Cuba y no sé cómo es esta afirmación), pero he visto médicos en los hospitales fumando y conozco médicos que siendo asmáticos fuman, entonces ¿cómo quedo yo?» (Jorge Luis)
«Son más de 13 000 cubanos al año en una población de poco más de 11 millones. La cifra es alucinante. Los economistas deberían pensarlo dos veces antes de seguir vendiendo cigarros baratos, pues una cifra así de fallecidos por causa del tabaquismo significa que antes de fallecer (o los que sobreviven) causan su propia partida prematura, lo más lamentable de todo, y causan también enormes gastos en salud debido a sus enfermedades crónicas. Y además de todo esto, es bien parecido al caso del alcoholismo, según mi humilde opinión, conformada por la información regular que circula en el país. Este es el uso real que hay que darle a la prensa, amigos. Sigan así informando la verdad y más duro todavía, y ya verán qué lejos van a llegar en conseguir el progreso para Cuba…» (Blas Anaya, historiador)