Frente al espejo
«Disfruté su comentario (Los hijos, los nietos, el viejo Andrés, Yoelvis Moreno Fernández, 6 de junio)… No somos responsables de lo que nuestros padres hicieron con nosotros, pero sí de lo que hacemos con ellos. Quizá el viejo Andrés no merecía las atenciones y el cariño que merecería un padre atento y preocupado, pero ¿qué hacer con nuestra conciencia?… No sería capaz de dar solo una mesada a un anciano desvalido: sería capaz de despojarme de rencores (...) y no querría seguir arrastrando ese lastre en mi vida ni en la de mis hijas. Tuve/tengo los mejores padres del mundo. Mi padre ya falleció, pero su cariño y su ejemplo me acompañarán siempre. Mi madre vive conmigo y todavía me enseña». (Alodia)
«Siempre he abogado por incentivar el interés pedagógico desde la primaria, pues a los niños les gusta imitar a sus maestros y los círculos de interés les permiten familiarizarse con una futura vocación (Nunca quise ser un graduado mediocre, Margarita Barrios, 8 de junio). El problema está cuando llegan a otras enseñanzas, en las cuales no se continúa el trabajo. Ello deriva en pérdida del interés, y se refuerza si tropiezan con profesores que no despiertan la curiosidad por la labor pedagógica. Así los interesados para estas carreras cada día son menos, sin analizar otras causas en el hogar que también influyen. A Oriniel Martínez Ibarra* lo felicito. Espero que su ejemplo se multiplique». (Nébuc)
*Primer Profesor General Integral que alcanzó el grado de Doctor en Ciencias Pedagógicas.