Frente al espejo
Una simpática nota de felicitación abre nuestra sección de hoy. Disfruten y aprendan:
«Estimada Celima: su trabajo del martes 16 de diciembre (sección Palabras que van y vienen, Celima Bernal) me ha recordado a un buen amigo. Llevaba el nombre de Herald James Dyle —dicho en cubano: Heraldo James Dyle—, nacido en La Habana como hijo de jamaicana y cubano del que no obtuvo sus apellidos de abolengo. Cuando le llamé alguna vez “jamaiquino” me respondió que no era ese el gentilicio que les correspondía a los nacidos en esa isla/nación caribeña, sino el de “jamaicano”, y para corroborarlo me preguntaba: ¿Acaso eres tú “cubino”? Tal vez no es correcto o usted no lo considere así, pero tenía muy buenas razones para decirlo.
«La felicito por su bien cuidada sección de la que he obtenido muchos conocimientos importantes sobre el uso de nuestra lengua». (Arístides Lima Castillo, Massachusetts, EE.UU.)
¿Intromisión? ¿Irrespeto? ¿Exceso de celo? ¿Extravío conceptual? Son estas las palabras que vienen a mi mente cuando pienso en aquel lector que exigió a Luis Sexto radicalizar el tono de los trabajos que publica en su sección Coloquiando.
Recordemos que Sexto hizo referencia a esa exigencia en su comentario Discrepancias y floreos, publicado en Coloquiando el viernes 28 de noviembre.
Y cito las líneas iniciales de ese trabajo, pues en ellas estaba expresado el conflicto: «Un lector ansioso por la truculencia o el litigio, me reprocha que, al escribir, me entretenga en “floreos literarios”. Porque al fin y al cabo debo decir nombres y apellidos de esas personas que ejercen los defectos que yo comento. En privado le respondí que viniera él a poner todo lo que le falta a mis escritos, si tuviera la capacidad de síntesis suficiente. Porque la lista sería larga... larga. En realidad, yo no escribo para denunciar. Ni aquellos que me lean deben esperar que esta columna se resuelva en escandalosas acusaciones. Solo opino».
Llamó la atención el tono del mensaje del lector, acaso desconocedor de que una columna es una criatura con un sello propio, una invitación que puede aceptarse o declinarse... Nuevas opiniones continúan llegando sobre lo expresado por el periodista en Discrepancias y floreos, como esta que ahora les propongo:
«Considero que fue una respuesta adecuada y bien fundamentada la disertación que ofreció el periodista Luis Sexto en su trabajo titulado Discrepancias y floreos respondiendo a la preocupación de un lector.
«La función del periodismo de opinión consiste en informar, señalar, hacer reflexionar, orientar, ayudar a solucionar un problema. Es evidente que quien ejerce el periodismo revolucionario proyecta su estilo de trabajo, su forma de reflejar su entorno, y hace llegar su mensaje como lo concibe. Respetar la forma de hacer periodismo no solo ayuda a quien lo ejerce, sino también a quien lo recibe.
Es ética fundamental de convivencia social el respeto a uno mismo y a los demás». (Rolando Guerra Rodríguez)
«Me dirijo a usted después de haber leído su artículo sobre el cardiocentro William Soler (Los médicos también lloran, Luis Hernández Serrano, suplemento En Red, domingo 14 de diciembre). No me atrevo a felicitarlo porque no soy profesional del género, pero estoy obligado a agradecerle profundamente por lo orgulloso que me hizo sentir su publicación y le aseguro que me durará todo el tiempo que esté lejos de ese hospital, que es donde trabajo. A veces hay que estar distante para darle la justa dimensión a lo que se lee, y apreciar y disfrutar lo que uno tiene.
«¡Que pase un buen fin de año!, gracias por la ayuda que nos ha dado a todos los cubanos de ese prestigioso hospital para pasarla bien». (Omar Machado)
«Querida Arleen: No es fácil garabatear mientras una se dirige a una periodista de su talla, pero no quiero dejar de decirle lo que lloré con su crónica sobre Eduardo Dimas (Dimas, Arleen Rodríguez Derivet, 11 de noviembre). Estoy segura de que la escribió con lágrimas y así, ¡con lágrimas!, la leímos. También habló usted de Julio Fernández Bulté y cuánto sentimos su ausencia... Hace falta conocer más a quienes lo dan todo a cambio de nada, para admirarlos y quererlos más.
«Dimas es único y ahora que lo conocemos por usted lo sigue siendo. ¡Qué humanidad de hombre, que no se escudó nunca tras los problemas del hogar para ausentarse a sus compromisos laborales! ¡Qué vergüenza profesional y personal! Que no vuelen sus cenizas en el mar, pues él fue transparente en la vida y lo será en la muerte. Que penetren en los corazones del periodismo y de todos los seres humanos, para tener corazones que sepan amar sin prejuicios y con humildad, como lo hizo él. ¡Gracias por dedicarnos estas cosas tan bellas!». (Nidia López Figueroa, CAI Antonio Maceo, Holguín)
«Permítame utilizar la columna Frente al Espejo para felicitar a su colega Julio Martínez Molina por su trabajo Un proyecto a punto de rendir sus primeros frutos, publicado el miércoles 10 de diciembre de 2008 (trató sobre la creación, en Cienfuegos, de la primera fábrica cubana de petrocasas). Quiero expresarle a Julio lo mucho que apreciamos su trabajo, el cual nos refresca las palabras del presidente Chávez en cuanto a la posibilidad de que los pueblos de América Latina y el Caribe puedan contar en el futuro con viviendas dignas». (Noelio García)