Frente al espejo
Curiosamente, las opiniones de hoy tienen todas relación con la distracción. A inicios de este mes publicamos el comentario Catástrofes (Rodolfo Livingston, 2 de febrero). Con ejemplos tomados de filmes norteamericanos, nuestro colaborador ridiculizaba el desempeño de los gobernantes de los EE.UU. al mostrar cómo era aventajado por el de ciertos héroes del celuloide.
El doctor Sergio Santana encontró varios deslices cinematográficos en ese trabajo, envió su opinión al comentarista y he aquí lo que este respondió: «Dr. Santana: Mis errores obedecen a un defecto: la ansiedad sobrepasó a la necesaria paciencia para verificar los datos antes de escribir. En realidad me siento avergonzado, y como mínima disculpa —«muy» mínima—, diré que el ajiaco que hice no altera el fondo de la nota. No es una justificación, sino un pequeño intento de piedad hacia mí mismo. Trataré de evitar esto en el futuro». (Rodolfo Livingston)
«Consideré necesario escribir algunas líneas sobre los escritos publicados en la serie Salir de noche (colectivo de reporteros y estudiantes de Periodismo, 28 de enero y 4 de febrero). El tema es complejo y se describe de forma acertada, con realismo y sin adornos para que se entienda mejor.
«Es incalculable cómo trasciende negativamente a nuestra sociedad que no exista un sistema bien concebido para la recreación.
«Más que necesidad de recursos, es cuestión de trazar un sistema de trabajo con la participación de todos los factores y lograr que sean variables las opciones recreativas. La mayor dificultad está en la estrategia a seguir para aumentar la gama de actividades que garanticen la diversión a nuestro pueblo, porque las vías y las formas existen.
«Mientras más oportunidades tengamos para emplear el tiempo libre en un ambiente sano, mejores estudiantes y trabajadores seremos, más defenderemos nuestras tradiciones culturales y mayor arraigo tendremos a nuestro pedacito de tierra». (René Rodríguez Suárez)
Y ahora vamos a analizar qué ocurrió con otro material que publicamos sobre el tema, esta vez específicamente con un museo, ¡Ay, Sófocles!, de Luis Luque. Sobre el mismo recibimos la siguiente respuesta de Regla García Henry, subdirectora general del Museo Nacional de Bellas Artes:
«Entendí oportuno compartir mis consideraciones sobre el justo llamado que nos realizara Luis Luque Álvarez en su artículo ¡Ay, Sófocles!, en el que aborda una premisa básica para todo museo: que los visitantes aprecien las obras en un ambiente conveniente.
«Lamentablemente, la realidad nos supera como en esta ocasión y se originan inconvenientes diálogos frente a visitantes que continuaremos supervisando y reprobando.
«Silencio, cortesía y adecuadas expresiones son norma de actuación en nuestra institución y, como ustedes, conceptuamos que quienes nos visiten merecen recibirlo».
Antes de concluir, quiero recordar que por estos días celebramos los seis años de publicación de Tecla Ocurrente y el segundo aniversario de la Peña mensual de Tecleros en la capital. Por ello nos despedimos con una felicitación a la sección y a sus seguidores.