Acuse de recibo
Carmelina Pérez Eugenis (Calixto García, No. 772ª, Baracoa), relata que su suplicio habitacional comenzó en 2016, cuando el huracán Matthew derrumbó totalmente su casa, y la Dirección Municipal de la Vivienda le indicó a su esposo que buscara madera por sus medios para levantar la casa. Y le orientó que se dirigiera a su propio centro laboral, Servicios Comunales, para que lo tuvieran en cuenta, pues se iban a construir viviendas. Pero todo quedó en una lista, tan vieja lista, que han esperado años una solución que nunca ha llegado.
A duras penas lograron levantar lo que llaman una facilidad temporal, con paredes a base de cartones y tejas negras, sin condiciones para vivir. Se moja por todas partes. Así han sobrevivido por más de cinco años.
En 2021, Carmelina escribió a la Presidencia del país, y la funcionaria María del Carmen Cedeño, jefa de Atención a la Población del Consejo de Ministros, quien le informó que su caso se orientó para seguimiento por el Gobierno Provincial de Guantánamo. El Consejo de la Administración Municipal de Baracoa le respondió que tenía razón en parte, y que quedaba pendiente de solución con la propuesta de la construcción de una vivienda de madera tipología 3.
Transcurrió casi un año, y Carmelina no presenció ninguna acción alentadora por parte del Gobierno municipal. Y en octubre de 2024 los sorprendió el huracán Oscar, ya con muy precarias condiciones de vida. Aquella facilidad temporal se desplomó totalmente. Damnificados por segunda vez.
«Conocemos que, igual que nosotros hay otras familias, afirma, pero llevamos muchos años de espera por una solución que nunca llega. Los mayores tenemos muchos años, y los niños se exponen demasiado a la frialdad y la lluvia. Confiamos en la Revolución, en que nos ayudarán, pero no vemos de qué modo vamos a mejorar cuando no se disponen para nosotros, por lo menos, unas tejas para guarecernos de las lluvias».
Más de 30 familias llevan afectadas varios meses, algunas con más de siete, por interrupciones de sus respectivos teléfonos fijos en el edificio Doce Plantas Granma 1, de 20 de Mayo, No. 525, entre Marta Abreu y Línea del Ferrocarril, municipio capitalino de Cerro.
La denuncia la hace Ignacio Pino Ravelo, presidente de la Junta Administrativa de Vecinos de ese inmueble, quien manifiesta que, para colmo, sin tener comunicación telefónica Etecsa le sigue cobrando el servicio de Nauta Hogar a más de un cliente interrumpido.
Vienen un día, arreglan uno, y se rompen dos. Trastocan un número y se lo ponen a otro. A Melquiades Fernández se lo arreglaron hacía tres días y estaba interrumpido de nuevo. El teléfono del esposo de la delegada del Poder Popular estaba roto desde noviembre de 2024. Fueron hace dos meses, se lo «arreglaron» supuestamente y le trastocaron el número. Su número se lo pusieron a otro. Luego se rompió y así continúa.
Todos los casos interrumpidos de ese edificio se han reportado por el 114, indica, y hasta se ha visitado la oficina comercial de Príncipe. Y las explicaciones y atenciones allí no han sido las mejores, añade.
«En mi caso, refiere Ignacio, cuando me llama alguien a mi teléfono, esa persona escucha que suena el timbre, pero en mi casa no se escuchan esos timbrazos. Y al reportarlo a las oficinas comerciales de Príncipe, me dicen allí que eso es porque está “abierto”. Que la solución puede ser dentro de cinco o seis días, o dentro de seis o siete meses.
«¿Qué piden los vecinos? Que venga alguien de la Empresa, previa coordinación, para citar y convocar a todos los afectados, y se nos ofrezca una detallada información. Alguien que tenga el nivel requerido y la comprensión necesaria», concluye.