Acuse de recibo
«¿Cuánto cuesta producir un aguacate?», se preguntaba en su carta publicada el 14 de agosto de 2024 Rolando J. Rizo Oliva, desde San Gregorio, 114-C, en el reparto Víbora Park del municipio habanero de Arroyo Naranjo. Pues la inquietud en temas de precios, decía, tiene su trasfondo reivindicativo.
Rolando no es un especialista en precios y costos ni mucho menos, pero aseguraba que, hasta donde llegan sus conocimientos empíricos de la agricultura, el aguacate es un árbol que pare una vez al año.
«Y no hay que hacer inversiones en mano de obra para cultivos, ni en fertilizantes o en regadíos, manifiesta. Solo hay que esperar que estén en tiempo para su maduración, recolectarlos y trasladarlos a los lugares de venta.
«Entonces, proseguía, ¿por qué en todos los municipios se permite la venta por los particulares a 80, 100, 120 pesos y más?».
En respuesta a la queja formulada por Rolando, se dirigió a la sección el viceintendente de Distribución en el municipio de Arroyo Naranjo, Leodan Pérez Toledano, quien explicó que desde el 19 de julio del pasado año entró en vigor la Resolución 119/2024, la que regula, entre otros productos, el precio del aguacate a 45 pesos la libra.
Sin embargo, Pérez Toledano reconoce que existen actores de la economía que, de manera irresponsable y desproporcionada, alteran los precios del producto y violando lo establecido en dicha norma.
Además, precisó en su misiva que visitaron a Rolando para comunicarle la respuesta sobre su inquietud, y él alegó que solo quiere que baje el precio y se tomen medidas efectivas en ese sentido.
Al respecto, señaló el directivo que «los organismos impositores subordinados al Consejo de la Administración Municipal trabajan para evitar que estas conductas prevalezcan, afectando en gran medida la economía personal de la población».
Lo cierto es que el pueblo pide un control con mayor efectividad de los precios, más cuando se trata, por ejemplo, de productos frutales u hortalizas que se dan casi silvestres.
Ciertamente, durante el pasado año el país arreció el trabajo en contra de las violaciones de los precios máximos establecidos para algunos productos, pero la realidad tangible es que en muchos agros, carretillas o puntos de ventas se irrespeta lo dictado.
Y aunque ya estamos fuera de la temporada de aguacate, bien vale mirar ahora desde todas las aristas esos precios galopantes y excesivos de productos que salen de nuestros campos, pues todavía hay muchos cubanos a los que les resulta difícil acceder a ellos.