Acuse de recibo
Jorge Silverio Rodríguez Rizo, quien reside en Zapote 325, entre San Julio y Durege, consejo popular Tamarindo, en el municipio capitalino de Diez de Octubre, describe como un verdadero problema la tupición que presenta la línea central de las aguas albañales en la zona donde vive, la cual pone en riesgo la salud de su familia y de los vecinos.
Insiste Jorge en que dicho atasco es un problema enquistado que viene de años anteriores. «Aquí han llegado, destupen y al tiempo se vuelve a tupir nuevamente», asegura. Es un ciclo sin solución definitiva que resquebraja, además, la higiene del lugar.
El atasco, dice, provoca que las aguas negras retornen hacia las viviendas de su cuadra, sobre todo las marcadas con los números 321, 323, 325, 327, 324, 326 y 328. Por ello, poco a poco, la insalubridad gana espacio en lugares donde habitan niños, ancianos y familias completas.
Según explica Jorge, el retorno se produce cuando hay agua potable puesta donde vive y en los alrededores, ya que su zona es la más baja y cuando llueve se multiplica el retorno.
«Desde el mes de octubre del pasado año mantengo gestiones directas con el Director de Aguas Negras para que se solucione el caso», refiere en su queja.
El 2 de noviembre vinieron y, supuestamente destupieron, pero al amanecer del día siguiente la tupición estaba igual, algo que comunicó vía WhatsApp al propio Director, asegura. Pero lo cierto es que la insalubridad sigue campeando a sus anchas en Zapote, entre San Julio y Durege, mientras que la respuesta efectiva a los vecinos del lugar ha quedado en un limbo de alto riesgo para la salud.
«¿Una administradora o dependiente de farmacia están autorizadas a cancelar un medicamento del tarjetón prescripto por el facultativo?». Así preguntaba el pasado 20 de noviembre Gilberto Salabarría Blanco, desde calle 5ta. C, edificio B-65, apto. 9, entre 96 y 152, en Cojímar, municipio de Habana del Este.
Él refería que padece de glaucoma, por lo que el oftalmólogo le indicó como medicamento el Timolol al 0,5 por ciento. A veces lo compraba en la farmacia, pero comenzó a escasear.
Fue entonces cuando el médico le prescribió la Dorsolamida. Y nunca pudo adquirirla. En falta de ambos fármacos, el médico le indicó Dorsolamida más Timolol al 0,5 por ciento.
La administradora de la farmacia, describía Gilberto, le explicó que en caso de que llegaran los tres medicamentos no se los podía despachar todos.
Casualmente ese día había Dorsolamida y se lo despachó. Pero el orientado por el especialista es Dorsolamida y Timolol al 0,5 por ciento. «Y este medicamento me lo retiró del tarjetón», aseguraba.
En respuesta a la queja de Gilberto, la directora general de la Empresa Provincial de Farmacias de La Habana, Glencys Lescay Bell, precisó que como resultado de las entrevistas realizadas se esclareció que se anularon los medicamentos Timolol y Dorzolamida de la tarjeta de control de medicamentos porque el último certificado entregado por Gilberto era de Dorzolamida más Timolol, el cual suprime los anteriores por ser del mismo grupo farmacológico y, además, modificaba su dosificación.
Asimismo, destacó que se verificó el movimiento de los productos de los medicamentos Timolol, Dorzolamida y Dorzolamida más Timolol del período agosto-noviembre/2024, y se constató que están entre las faltas provinciales certificadas durante casi todo el año 2024.
En el período analizado solo se recibió la Dorzolamida en el mes de septiembre, medicamento que el paciente adquirió, concluye la funcionaria en la respuesta.