Acuse de recibo
Ramón Cano Enríquez, residente en la calle 1ra., No. 12 306, entre D y F, en el municipio capitalino de Cotorro, se cuestiona todavía cómo un simple trámite burocrático pudo arrebatarle de raíz el derecho a obtener un producto que estaban despachando en la bodega de su barrio.
Según relata en su misiva, en meses anteriores fue a buscar a la bodega una lata de sardinas que dieron a las personas mayores de 65 años y, como él había cumplido esa edad el pasado 2 de junio, creyó ilusamente que también le correspondería llevarse a casa el producto.
Pero resulta que cuando Ramón llegó al mostrador de la tienda, el bodeguero le contestó, enfático y tajante, que no le tocaban las sardinas hasta tanto no
saque la nueva libreta en enero de 2025, cuenta. Desde entonces, en los lugares a los que ha acudido buscando una respuesta convincente y detallada se topa con el mismo argumento.
Ramón comenta que fue personalmente hasta la zona, llamó a la dirección de Comercio municipal en el Cotorro y a la Oficina de Registro de Consumidores (Oficoda), y en cada centro le repitieron el discurso.
En efecto, en todos lados le contestaron: «Si las libretas se entregan comenzando el año, y la persona cumple la edad requerida después, en el transcurso de esos 12 meses no tiene derecho a obtener el producto en cuestión, y debe esperar para ello a la nueva libreta».
Y es que, según le explicaron a Ramón, Oficoda no trabaja con fechas de
nacimiento. Sin embargo, en medio de un estrecho salobre y burocrático, y sin una respuesta que lo convenza del todo, este hombre se continúa cuestionando cómo es posible que una persona mayor, jubilada y con severas afecciones de salud, deba aguardar al nuevo año para recibir lo que le corresponde por derecho en la bodega, teniendo la edad, cuando, por ejemplo, «a los niños que cumplen los siete años sí les quitan los productos ese mismo mes», enfatizó.
Desde hace casi cuatro meses, Telba Jiménez Moreno, vecina de Las Palmas, No. 17B, entre Capdevila y Salvador Allende, en Chambas, provincia de Ciego de Ávila, espera por recibir un
certificado enviado mediante la vía de correo postal.
Refiere que esta historia de dilaciones comenzó el día 7 de agosto, cuando se impuso el certificado en la unidad de Correos de Cuba de Santa Marta, en la provincia de Matanzas, con el objetivo de hacerlo llegar a su zona de residencia.
Luego de pasado más de un mes sin obtener respuesta, Telba decidió ir hasta la oficina de correos de Chambas. «Allí me informaron, asegura, que el día 17 de septiembre estaba facturado el envío en Correos de Matanzas.
«Sin embargo, hasta el 5 de diciembre aún no he recibido el certificado», cataloga esta avileña. Con tanto tiempo de por medio solo pregunta qué debe hacer para que ese envío llegue a sus manos.
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