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Oídos sordos para un reclamo

El pasado 27 de marzo, y desde Ayestarán 217, apto. 8, entre Perfecto Lacoste y Néstor Sardiñas, en el municipio habanero de Cerro, Luis Amate Pumariega se mostraba aquí agradecido porque se le había asignado una vivienda en ese nuevo edificio, y a la vez bastante molesto porque la constructora, la ECOA 3, dio por terminado su apartamento, a pesar de un sinnúmero de malos acabados y chapucerías en el techo, entre pisos, baño, puertas, ventanas y rodapiés.

«Han pasado cuatro años, decía, y todos los malos trabajos están saliendo a flote. Todo ha quedado en total silencio y olvido. Nada se resuelve, y he tenido que reparar por mi cuenta todas las chapucerías cometidas.

«Cuánta fue la felicidad por las viviendas para nueve familias, y cuán triste ha sido todo después. Nos encontramos con la no legalización de las propiedades. Y para tener la propiedad de la vivienda, e instalado el gas, hay que irse por encima de la ley», concluía.

Y nunca Acuse de Recibo recibió respuesta al respecto de la ECOA 3, o al menos de la Dirección Municipal de la Vivienda del Cerro ni del Gobierno de ese municipio.

Pero vuelve a escribirme Luis para cuestionarse: «¿Hasta cuándo el consentimiento y el silencio por respuesta? ¿Tiene la ECOA 3 impunidad? ¿Es inmune ante los reclamos señalados?».

Y añade: «La ECOA 3 no ha sido capaz de pronunciarse y mucho menos de marcar su presencia ante lo señalado. Constituye una gran falta de respeto que al hacerse un señalamiento crítico haya organismos que dilaten respuestas. Y eso no se les puede permitir, ya que sería como una burla a la prensa y al mismo Gobierno que ellos representan».

¿Habrá oídos sordos esta vez?

Una deuda de Asistencia Social

Juana Rivero Guerrero (edificio 78, reparto 26 de Julio, Sagua la Grande, Villa Clara) tiene 79 años de edad y es hipertensa y diabética. Padece de retinopatía diabética, problemas nerviosos y artróficos, dificultad acústica y otras patologías debido a la edad.

Para colmo, vive sola, con 1578 pesos de jubilación que no le alcanzan. No tiene esposo ni hijos. Solo tres hermanos ancianos y enfermos como ella, que tampoco tienen posibilidades de ayudarle.

Juana refiere que desde 2022 solicitó ayuda a Asistencia Social de su municipio, donde se entrevistó con la jefa correspondiente, quien le  respondió a su petición que «por ser jubilada no tenía derecho a la Asistencia Social».

En junio de 2024, Juana se presentó allí de nuevo, y entonces le dijeron que sí tenía derecho a lo solicitado, pero hasta hoy no le han dado ninguna respuesta a su caso. Y sus padecimientos se han ido agravando con el tiempo.

En septiembre pasado Juana habló con la trabajadora social de su área. Le confesó sus padecimientos y sus limitaciones y agonías. Pero aún sigue esperando por una respuesta esperanzadora.

Antes de jubilarse, Juana trabajaba como auxiliar de limpieza. Pero por su edad y los padecimientos que sufre, ya carece de las fuerzas para recontratarse o realizar cualquier otra tarea.

«Quisiera que la Asistencia Social, en su instancia nacional, revisara mi caso y me diera una respuesta y solución», confiesa finalmente, aún aferrada a la esperanza.

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