Acuse de recibo
Julio González Hortueta, residente en 3ra. del Oeste No. 111, entre 4ta. y 5ta. del Sur, en Placetas, Villa Clara, denuncia que le ha sido imposible obtener su inscripción de nacimiento.
Cuenta que desde octubre de 2021 solicitó su inscripción de nacimiento en el Registro Civil de ese municipio, aunque nació en La Habana y está inscrito en el Registro Civil Unificado de la capital, con el Tomo 598 y el Folio 443.Y en el Registro Civil de Placetas le dijeron que era muy difícil que resolviera, «porque en La Habana nunca responden los teléfonos».
Pasó el tiempo, Julio iba por el Registro Civil de Placetas y nunca tuvo respuesta. Fue cuando, ya cansado de esperar, solicitó su inscripción en septiembre de 2022 a través de la plataforma digital del Ministerio de Justicia.
Y el 31 de enero de 2023 lo llamó a su casa la Directora Municipal de Justicia. Le comunicó que dicha queja le fue renviada allí, y le solicitó el código de su solicitud en línea para ella tratar de resolver, y le aclaró que todo dependía «de La Habana».
En abril de 2023, aún sin una respuesta, Julio volvió a a formular una queja a través de la misma plataforma. Y el 12 de junio le llamaron de Atención a la Población de la Dirección Provincial de Justicia de Villa Clara, solicitando sus datos personales para ellos tratar de resolver por su cuenta.
Como si no fuera bastante, ya a finales de julio «La Habana» le comunicó a la Dirección Provincial de Justicia de Villa Clara, que el libro en el que está su inscripción está deteriorado. Y que tenían que solicitar la inscripción al Duplicado de La Habana.
«Hasta hoy, afirma el frustrado solicitante de su propia fe de nacimiento, la respuesta sigue siendo la misma: que La Habana no le ha dado solución al caso. Debo mencionar que la atención por parte de las instituciones tanto en Placetas como en la provincia han sido las mejores, siempre tratando de resolver mi problema; pero hasta el día de hoy no he podido obtener mi inscripción de nacimiento. ¿Hasta cuándo tendré que esperar?», concluye Julio.
A pesar de todos los proyectos de digitalización de sus servicios y del propósito de acortar sus plazos, no es la primera vez que aquí se revelan insatisfacciones y denuncias con respecto a la lentitud y otras dificultades con los documentos de los registros civiles.
Ángel Tamayo (Calle 6, No. 966, entre 37 y 39, Plaza de la Revolución, La Habana) afirma que «cuando meses atrás se adoptó establecer el ticket, con nombre de la tienda, bodega, núcleo familiar, cantidad de consumidores y número del consecutivo, se dio un sustancial cambio organizativo para la adquisición de los productos alimenticios, y se les dio un golpe duro en la cara a coleros que se escudaban a mansalva en la desorganización y el contubernio con muchas administraciones débiles y corrompidas».
Y propone que de alguna manera se haga lo mismo con las farmacias y los medicamentos, algo tan trascendental para la salud y la vida.
«Conocemos nuestras limitaciones financieras, encarecimiento de productos y materias primas y ese permanente y férreo bloqueo que nos tiene atenazados… Es una realidad irrebatible. Pero frente a eso, y conviviendo con ello, debemos seguir perfeccionando nuestros mecanismos de distribución.
«Lo hicimos con los productos alimenticios, hagámoslo con las farmacias. No es posible que quien tenga un tarjetón de un producto vital para la salud y prescrito por el médico, pase mes tras mes y no lo adquiera aunque haya llegado, porque en el diabólico sistema de turno por cola, y hora de llegada, siempre hay un grupo adelante, que le toca y le toca.
«Rompamos el esquema, y que a los que tienen tarjetón se les asigne un ticket para que tengan el derecho cuando le toque su número y haya el producto, lo puedan adquirir», termina.
Me sumo a la propuesta de Ángel. Y agrego que si los medicamentos no siempre llegan completos, al menos ante cada arribo se podría ir rotando la distribución entre los pacientes inscritos en tarjetón, organizadamente.