Acuse de recibo
Mirla de los Ángeles Rosales Cabrera (calle Abelardo Castro, No. 33, Maffo, Contramaestre, provincia de Santiago de Cuba) denunció aquí el 8 de marzo de 2021 que llevaba mucho tiempo sufriendo los desmanes sonoros del vecino centro nocturno El Tokío: música estridente hasta altas horas de la noche; y ya estando cerrado, el custodio vendía bebidas alcohólicas, y los compradores se encargaban de poner la música.
La remitente, que es educadora en una escuela primaria, se quejaba de que no podía dormir, y se levantaba cansada y estresada, lo cual afectaba su trabajo con los niños. Y a ello se agrega que tiene serios problemas de salud: hipertensa y cardíaca. Refería que había llamado a la Policía y esta no acudía. Hablaba con el jefe de sector, y nada se resolvía. «Me siento indefensa, confesaba, los encargados de hacer cumplir el orden son muy insensibles».
Nunca esta columna recibió respuesta de las autoridades correspondientes. Y ahora llega una segunda carta de Mirla, en la que aclara que la unidad El Tokío está arrendada por la nueva forma de gestión.
Recuenta que ella se quejó ante todas las instancias: delegada del Poder Popular, presidente del consejo popular, Policía y también el Partido. La Policía se personó en El Tokío, detuvo al administrador y le aplicó una multa de mil pesos. El problema se resolvió temporalmente. Se cerró la unidad por el período crudo de la pandemia. Luego volvió la misma situación.
Cuando escribió a esta sección y se publicó su reclamo fue cuando visitó su casa una comisión integrada por representantes de la Policía y de la Dirección Municipal de Gastronomía, además, la Directora municipal de Educación, «dando a entender que no conocían el problema, cuando yo lo llevé a todas las instancias», enfatiza. Y portaban una carta de respuesta, en la que se le inculpaba a ella de la situación.
Afirma que en tres ocasiones viró la carta y por último no la mandaron más. La Directora de Educación (hoy Intendente municipal) fungió como mediadora en el asunto, por ser Mirla trabajadora de ese sector. El de la PNR le presentó una carta de las acciones realizadas. La comisión se retiró… Y actualmente el problema se ha recrudecido.
Cuando el país pasó a la normalidad, indica, El Tokío reabrió y todo se agudizó: ahora es una discoteca con un potente audio privado, «Proyecto Lainer». Amplifican con enormes bafles, con animación, sirenas estridentes durante toda la madrugada de viernes a domingo. Y ese recinto no tiene las condiciones adecuadas para esta actividad, y el impacto es insoportable en el vecindario. El audio sobrepasa los mil decibeles. Y varios vecinos también se han quejado, sin respuesta alguna.
«Recientemente, indica, volví a presentar ante las autoridades esta deleznable situación y me han hecho caso omiso. La delegada del Poder Popular en la comunidad, María Antonia Hernández Muz, dijo que iba a tramitar la queja, y no he recibido respuesta.
El presidente del consejo popular, Benedicto Enamorado Mora, me expresó que eso ya estaba permitido y que, no obstante, atendería la solicitud. Y, por supuesto, continúa el problema.
«Luego pedí un despacho con la intendente, Tania Pérez Saumel, la cual me manifestó que eso ya estaba permitido y se marchó. Me reuní con el Primer Secretario del Partido del municipio, la Viceintendente y la instructora que atiende este sector. Quedaron de darme respuesta. Y nada.
«En la noche del pasado 27 de mayo el Presidente del consejo popular se personó en la discoteca cuando estaba en su punto. Bajaron la música mientras él estuvo. Y apenas se retiró, comenzó de nuevo la agonía.
«Actualmente me encuentro de certificado médico, por todo lo que me ha acarreado ese antro, pues no puedo categorizarlo de otra forma», concluye.
Ni siquiera se dignaron a responder cuando se publicó la primera queja. Y, por lo que cuenta Mirla, no se le ha dado un seguimiento sistemático y consecuente al asunto. Al final, es un espaldarazo a los que violan las ordenanzas en materia sonora, y luz verde a la impunidad y el irrespeto a la paz de esos vecinos.
Pero mientras los problemas sigan sin solución, como en este y otros casos, seguiremos publicando las reiteradas quejas de los ciudadanos, los dueños de esta columna. Esta defensa no la abandonaremos. No nos frenará nada para acompañarlos, siempre que les asista la razón.