Acuse de recibo
Es la quinta vez, y sin solución, que Reinaldo Fabián Aguilera Faure (calle 175, No. 28405, entre 284 y 290, Reparto Camilo Cienfuegos, ciudad de Matanzas), revela aquí daños y molestias ocasionados a la salud y la paz de él y su esposa, ya en la tercera edad.
La primera fue el 13 de diciembre de 2018: denunció que el vecino, artesano con taller en su propia casa, funde metales; y los gases invaden la de Reinaldo: ni respirar apenas ni dormir él, con hipertensión arterial y cardiopatía isquémica, y su esposa diabética, alérgica y con problemas en la piel.
Había hablado con el vecino, quien prometió mudar el taller. Y fue en vano. El 13 de agosto de 2018 Reinaldo había ido a la Unidad de Medio Ambiente del Citma, cuyos funcionarios dieron instrucciones al artesano, pero todo siguió así. El 22 de octubre fue a Higiene y Epidemiología del policlínico, y nada sucedió.
El 10 de febrero de 2019 respondió aquí Magaly Chaviano Moreno, directora provincial de Salud, que una comisión del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología (CPHEM) y del Citma confirmó la contaminación, y prohibió al vecino fundir metales hasta tener una chimenea más alta en un radio de 15 metros a la redonda. Y cuando estuviera concluida, coordinar con el CPHEM para evaluar efectividad. Tras aprobarse, se regularía el trabajo: cero noche y madrugada. Se informó al Delegado provincial del Citma, Fiscal Jefe del municipio, jefe de la Policía y al director provincial de Trabajo, entre otros.
El 3 de marzo de 2020 publiqué una nueva queja suya: «El problema persiste, todo sigue igual o peor… ¿Hasta cuándo seguir padeciendo esta indisciplina social?... En este momento estoy padeciendo problemas respiratorios y alérgicos a productos químicos. Ni así se ha dado la solución a este problema», concluía.
El 14 de noviembre de 2021 publiqué otra carta suya, como recuento: el 28 de febrero de 2018 inspectores del Citma confirmaron la contaminación e indicaron retirar el taller de allí. A los pocos días todo siguió con más fuerza. Y tras la respuesta de la Directora de Salud, el 26 de febrero de 2019 recibió un documento con firma del Delegado provincial del Citma respondiendo la denuncia del 13 de agosto de 2018: Se calificó Sin razón. «Volví en muchas ocasiones a Salud Pública, Citma, Gobierno y Partido. He llamado hasta a la policía, y no hay ninguna institución del Estado que ponga fin a este conflicto», planteaba.
Se ignoró y violó lo dispuesto por el propio Citma, de prohibir la fundición hasta cumplir con lo indicado, decía: «Nuestra vivienda de dos pisos es la más pegada. Con más altura que el llamado filtro e impelente, que expulsan los gases que chocan con nuestras ventanas y paredes y penetran en nuestras habitaciones. El 20 de enero de 2020 se instaló la chimenea, a menos de diez metros de nuestra casa, y no cumple lo dispuesto. Su altura no está a tres metros por encima de las ventanas más altas de nuestra casa».
Añadía que el 3 de mayo de 2021 su hijo residente en el exterior contactó
con el Citma en La Habana para denunciar el caso. Y el 21 de ese mes visitó a Reinaldo una comisión del Citma e Higiene y Epidemiología. Le hicieron preguntas y confirmaron que seguía el daño. Días después le llevaron la respuesta, que declara sin razón la queja y sugiere que haga la denuncia pertinente en la Fiscalía provincial.
El dos de febrero de 2022 revelé aquí una nueva queja suya: el 25 de enero fue a Atención a la Población del Gobierno. Varias veces ha solicitado entrevista con el Gobernador de la provincia. «Me han pedido, decía, mis datos personales y número de teléfono. Jamás me han llamado. Y el problema sigue sin solución».
Y el pasado 4 de abril volvió a escribirme para hacer un balance de su fatídica historia, y aferrarse aún a la esperanza con estas palabras: «Espero que usted sepa comprender mi desesperación, y me ayude a que se conozca que todavía no han dado respuesta a nuestro caso».
¿Tendrá que hacer una sexta carta?