Acuse de recibo
«Durante cuatro largos años he tocado muchas puertas y todo lo que he recibido han sido excusas y engaños; y tomé la decisión de contar mi situación», afirma Yaneisy Claro Bienes, desde la localidad de Iguará, en el municipio espirituano de Yaguajay.
Cuenta la remitente que en 2016 fue visitada en su anterior vivienda, ubicada en la calle Camilo Cienfuegos no.129 en la propia Iguará, por Nayalien Díaz Acosta, inversionista de la Planta de Secado y Beneficios de Granos —en aquel momento era solo un proyecto—, y por Pablo Enrique Cabrera, quien fungiría como director de dicho secadero.
Ellos le manifestaron que tanto su casa como el terreno y las zonas aledañas eran de interés del Estado para conformar esa obra económica y social que beneficiaría no solo a la comunidad, sino además al país. Y por esas mismas razones el Grupo de Granos, al cual se subordinan conjuntamente con la Empresa Agroindustrial de Granos Valle Caonao, le fabricaría otra vivienda en óptimas condiciones.
«Francamente, confiesa hoy, no era de mi interés abandonar mi casa, mi barrio ni mis vecinos. Pero, por otro lado, el proyecto estaba ya conformado y de cualquier manera ellos se las arreglarían para llevarlo a cabo.
«No opuse resistencia alguna, aun no estando contenta del todo con abandonar mi casa, que estaba construyendo a mi gusto y ya tenía techo de placa, puertas y ventanas de aluminio, rejas, closet que ocupaba toda una pared de mi cuarto e instalaciones de agua.
«Todo estaba hecho a mi gusto y con mi sacrificio de muchos años. Mi vivienda ya tenía su título de propiedad y también estaba inscripta en el Registro de la Propiedad.
«Pasaron dos años para la construcción de la nueva vivienda. No puedo negar que vivo en un lugar mucho más céntrico, que es lo único que he ganado en todo esto. Porque de las condiciones constructivas de la actual vivienda prefiero no hablar. Mucho que me quejé por todas las barbaridades que hicieron. Mucho que discutí con ellos, pero jamás nadie hizo nada.
«Llegó el momento de mudarme, recuerda, y tanto la inversionista como los demás directivos me aseguraron que en un corto período de tiempo mi propiedad me sería entregada sin costo alguno, ya que por la anterior yo había hecho todos los pagos y pasos conforme a las leyes y todo estaba bien.
«Han pasado cuatro años desde que me mudé el 11 de enero de 2018. Aún no hay un solo papel de mi casa en la Dirección Municipal de la Vivienda. Me vi en la obligación de contratar los servicios de un abogado, quien tampoco entiende por qué no se ha hecho esa propiedad siendo mi situación de interés estatal, cuando es el Estado el máximo responsable de garantizar la legalidad de mi casa en el menor tiempo posible.
«Todo es una mentira. La jurídica de la entidad dice que ha pasado mucho tiempo y que no recuerda ciertos detalles importantes, relacionados con la construcción de la vivienda.
«En fin, acudo a ustedes con la esperanza de que exista alguien que muestre empatía y respeto por la palabra y los valores cívicos, esos que parecen estar en extinción. Solo estoy reclamando mis derechos, que han sido violados y desoídos hasta el día de hoy», concluye.
Esa historia merece un esclarecimiento en propiedad sobre esa propiedad. Y no es un juego de palabras de lo que se trata. Y merecen mucha atención las objeciones a la calidad de la obra que menciona la afectada, quien en su momento accedió generosamente a las necesidades del Estado.