Acuse de recibo
Mariana Brito Rivero (Pasaje 19, No. 8, apto. 1, entre San Miguel y Lagueruela, Diez de Octubre, La Habana) es una profesional que hace cinco años no puede trabajar: tiene bajo su guarda y cuidado a su tía política de 84 años, que no tuvo hijos y está en plenas facultades mentales, pero semipostrada en cama, con incapacidad para valerse por sí misma. Y Mariana tiene dos hijos adolescentes que reciben una pensión de 40 pesos de su padre, pensionado a su vez por un accidente del tránsito.
Con el ordenamiento monetario, Mariana se acogió a la Asistencia Social, pues la pensión de la tía, 1 528 pesos, es el único ingreso, insuficiente para mantener a cuatro personas. La trabajadora social le indicó que tiene que incorporarse a trabajar, y le situarán a una cuidadora para la tía; o le rebajan la cuantía de Asistencia Social.
«¿Cómo afectará sicológica y emocionalmente a una mujer de 84 años que la cuide una persona extraña?, pregunta. ¿Dónde están la comprensión, tolerancia y respeto con esa anciana que fue útil a la sociedad? ¿Será este cambio saludable y garantizaría calidad de vida a quien lleva cinco años atendida por mí, con buen equilibrio emocional y óptimo estado de salud? ¿Cómo podrían cuatro personas alimentarse y garantizar lo mínimo para vivir si se hace una rebaja de la cuantía monetaria de la Asistencia Social?
«Para mí trabajar sería muy buena opción en lo monetario y social, pero ¿cómo afectaría más a mi tía: que yo salga a trabajar y se le ponga una cuidadora, o que los ingresos económicos sean menores? Si Asistencia Social puede pagarle a una persona como cuidadora, ¿por qué esa cuantía no se me puede dar, que de seguro va a ser mucho menor que mi salario si me pongo a trabajar?», concluye.
Rolando Pérez Barreras (finca La Alcancía, Juan Gualberto Gómez, Unión de Reyes, Matanzas) cuenta que en 2010 escribió a esta sección, pues en varias ocasiones pidió en usufructo unas tierras cubiertas de marabú, y nunca lo aprobaron, alegando que no estaban ociosas.
Su caso primero se había llevado a la Delegación Provincial de la Agricultura, y se comprobó que sí estaban ociosas, dice. Le prometieron respuesta, pero pasaron los días, y nada. Fue de nuevo a la Delegación Provincial, y le dijeron que se había asignado una cantidad de diésel para su desbroce. Ni se desbrozaba ni se la entregaban.
Entonces escribió a esta sección, y cuando se publicó aquí lo citaron a la Delegación Municipal de la Agricultura para indicarle que podía ocupar esas tierras sin problemas. Las cercó y en ellas tiene su ganado.
«Tengo padrón de todas mis reses, dice, soy miembro de la cooperativa Sabino Pupo como acopiador de leche y sobrecumplo mi plan mensual. En días pasados fueron a mi casa dos personas pidiendo permiso para guardar la moto en que venían con la intención de ver unas tierras que les otorgarían. Nada menos que las que estoy utilizando yo».
Fue a la Delegación Municipal, le comunicaron que las entregarían a ellos, pues tenían más condiciones para explotarlas. Que la orden venía de la provincia, eran trabajadores de la entidad y tenían más derecho. Que él las estaba ocupando de forma ilegal.
«Les expresé que la ilegalidad era de ellos, pues nunca quisieron aceptar mi solicitud, y siempre el delegado me decía que no habría problemas. Durante todos estos años nunca dejé de solicitarlas y la respuesta siempre era la misma: cuando se declararan ociosas yo tendría preferencia.
«Cuando las declararon ociosas, el primer informado debía haber sido yo, como prometieron. Pero el otro compañero fue el primero. Y cuando dije que iba a hacer la solicitud, me indicaron que no podía, ya habían sido solicitadas. Me siento totalmente desamparado ante esa arbitrariedad. En esas tierras tengo 45 cabezas de ganado. ¿Cómo recupero todo lo invertido? ¿Por qué con tanta necesidad de leche voy a dejar de acopiar? En todos estos años esa tierra no le interesó a nadie. ¿Por qué se presenta esta situación?».
El pasado 1ro. de noviembre Rolando vió al Delegado Provincial de la Agricultura, quien prometió darle respuesta. El 12 se reunió la Comisión Agraria Municipal y aunque reconoció y entendió su argumento, le quitó las tierras para entregarlas a la otra persona. Y alertaron que si el 5 de diciembre no ha retirado los animales le aplicarán una compra forzosa.