Acuse de recibo
El pasado 15 de julio se publicó aquí la queja de Agustín Novas Ferreiro, del municipio capitalino de Marianao, sobre problemas con la entrega de la prensa, en su condición de suscriptor del Granma diario y de Juventud Rebelde dominical, en la unidad 15 de Correos de ese municipio: Le llegaba el periódico un día posterior a su edición y, encima, después de las 6:00 p.m., si es que llegaba. Y recibía juntas las ediciones de varios días. El Juventud Rebelde dominical le llegaba el martes, después de las 6:00 p.m.
Por ello, en enero pasado fue al correo y le notificó esto a la supervisora de los carteros. Dijo también que cuando están próximos a pagar la suscripción, esa semana el periódico si llegaba puntualmente. Ella le prometió reunirse con el cartero de la zona para esclarecerlo. Y le informó que no había problemas con la prensa, pues estaba llegando diariamente a la unidad.
«Esta situación ha seguido igual, expresaba. Como no se resolvía, me entrevisté con el administrador de la Unidad el 28 de junio, y me negué a pagarle el servicio al cartero a quien ya le había dicho que periódico que no me trajera no lo iba a pagar. Él recogió mi queja, y le expresé que no iba a cerrar mi suscripción con la prensa, y pago un servicio diario, no periódicos con dos o tres días de atraso.
«Sé que en el país hay situación de transporte, pero lo que no es posible es que sea todos los días, entrando la prensa a tiempo. Hoy 6 de julio todavía no se me ha dado respuesta y no he recibido más la prensa. Esta situación no es solo conmigo, sino con todos los clientes que conozco», concluye.
Al respecto, responde Yusimí Iglesias López, directora general de la Empresa de Correos Habana Oeste, que luego de lo publicado, tanto la especialista de Atención a la Población de esa entidad, como la propia Yusimí y la Subdirectora adjunta visitaron al cliente y confirmaron lo expresado por él.
«Por tal motivo, afirma, luego del análisis realizado en la oficina de correos Habana 15 con los responsables del mal servicio, se decidió aplicarle al cartero de la zona de porteo donde reside el reclamante una medida disciplinaria consistente en el descuento del 25 por ciento del salario de un mes; y a la Jefa de Cartería de dicha unidad se le aplicó una amonestación pública.
«Se revisaron y corrigieron los sistemas de trabajo y de control del Director de la oficina de correos Habana 15, a fin de dar un seguimiento más riguroso al trabajo del cartero implicado en esta reclamación.
«Lamentamos lo ocurrido y ofrecemos sinceras disculpas públicas al cliente Agustín Novas Ferreiro», concluye.
Agradezco la respuesta, pero todo se hubiera evitado si no solo el cartero hubiera cumplido con su deber, sino también sus superiores en esa unidad de correos, que debían controlar y supervisar su trabajo.
Siguen llegando cartas con preocupaciones acerca de las dañinas colas para adquirir alimentos, como peligro de contagio de la COVID-19, y a la vez como oportunidad para que coleros y revendedores hagan su agosto con las necesidades de la población.
Esta vez, el doctor Antonio Melis Simeón, residente en calle 21, no. 1214, en la localidad mayabequense de Bejucal, sugiere que las autoridades territoriales deben buscar diversas formas de distribución que alejen y combatan esos fenómenos tan nocivos.
«En mi pueblo, afirma, los CDR te dan un tique y te dicen: te toca un pomo de aceite en tal lugar de tal hora a tal hora y te vale tanto. En la Salud, cada núcleo tiene una tarjeta con el mismo mecanismo de entrega de productos. Tú tienes tu pomo de aceite y adiós coleros y revendedores.
«En mi criterio ese es el problema más fácil, si no cae en manos de nuestra querida burocracia. El asunto es que en cada uno de nuestros municipios del país los servidores públicos tienen que conocer con antelación qué se venderá y dónde. Y ahí tienen que amanecer para poner orden en la inevitable cola, que no sería motivo de contagio si hubiera disciplina y distanciamiento físico, lo mismo en bodegas u otros puntos de venta», concluye.