Acuse de recibo
Desde Pedro Figueredo 98, entre Guillermón Moncada e Ignacio Agramonte, Veguitas, municipio granmense de Yara, denuncia Arturo Pérez Núñez la impunidad con que una cochiquera convive con seres humanos.
Hace cuatro años, dice, su vecino hizo un pequeño corral en el patio. Y nadie se molestó entonces, sopesando las dificultades económicas que vivimos, y que era un solo animalito, y se mantenía sistemáticamente limpio. Pero a inicios de 2020 otro vecino le arrendó el corral a este, y lo agrandó para criar diez cerdos. Y como si fuera poco, una cerda parió varias crías. Ya está afectando a todos los vecinos, especialmente a él, que vive al fondo, separado apenas por una cerca a cinco metros de la cochiquera.
«Pasan los días y no la limpian, afirma. He hecho varias quejas a Higiene, sin respuesta. Personalmente fui con la inspectora, quien le impuso una multa. Solo se resolvió unos días; después continuó el problema».
Arturo no entiende que haya personas poniendo en riesgo la salud y la vida de otros, cuando el mundo atraviesa por una crisis sanitaria, y el Presidente cubano y demás autoridades dedican horas de desvelo e insisten en mantener la limpieza, para que no exista un rebrote de la COVID-19.
A lo dicho por Arturo añado que desde el Gobierno del país no se puede poner orden y respeto en ese y otros problemas, si persiste disfuncionalidad en las autoridades locales, cuando se hacen de la vista gorda ante lo evidente. ¿No habrá en ese territorio otras cochiqueras intrusas en áreas residenciales? ¿No se pueden crear corrales de cerdos a distancia recomendable, con la debida seguridad?
Desde el poblado de Vega Alta, en el municipio villaclareño de Camajuaní, Pedro Luis Álvarez Domínguez, 73 años y enfermo, cuenta que el 20 de julio pasado fue afectado en su vivienda por el derrumbe de un edificio aledaño, de la Empresa del Tabaco. Ya han pasado cuatro meses, y a pesar de tantas gestiones el municipio no ha encontrado la vía para solucionar su caso. Plantean que él no aplica para un subsidio, pues la propiedad de la casa está a nombre de su fallecida hermana.
«Aunque he comenzado los trámites para el cambio de titular, dice, es un largo camino que no pasa aún de las declaraciones de herederos. Mi situación se agrava. Lo que pudo resolverse con pocos recursos, ahora con las lluvias ha empeorado. Me encuentro recogido en casa de mi hija, que es ama de casa, donde convivo con otras siete personas de bajos ingresos, que poco pueden ayudarme.
«Estoy desesperado. El Gobierno provincial, adonde fui, me remite al municipio, que es el que debe resolverlo. Todo ha sido un ir y venir entre los funcionarios del Gobierno y la Dirección de la Vivienda. No veo la luz en el problema».
Beatriz Martorell Cabreja (edificio U-312, apto. 10, Micro 9, distrito José Martí, Santiago de Cuba) cuenta que con destino a la agencia Cubapack en La Habana hace un año le enviaron un split desde Estados Unidos que no ha recibido.
«A pesar de llamar en reiteradas ocasiones, afirma, ahora me dicen que el envío se entregó, y no es cierto. Llamé desde Santiago de Cuba a los números que dan de los almacenes de Berroa, y nunca contestan. Envié a un familiar a la agencia en La Habana, al no poder viajar por la Covid-19. Y le dicen que se entregó al destinatario, cuando no es cierto. Le dieron el teléfono celular de la gerente comercial. Y nunca responde.
«Ahora mismo la agencia Cubapack no tiene ninguna oficina en la ciudad de Santiago de Cuba. Entonces, ¿adónde fue a parar el envío? ¿A quién se le entregó?», concluye Beatriz.
Y Leonel Lara Hernández (calle 18, no.25, entre Línea y Carretera Central, reparto Aguilera, Las Tunas) cuenta que el 8 de septiembre le entregaron un bulto de 30 kilogramos enviado por su hijo desde Estados Unidos a la agencia Cubapack. «Faltaban, dice, de lo enviado: un paquete de detergente, ocho jabones, un paquete de cuchillas de afeitar, un desodorante y un tubo de pasta dental», afirma.
Leonel me escribe «después de hacer innumerables llamadas a esa agencia, sin que contesten esas llamadas». Y acompaña su misiva con fotocopias de las facturas que les fueron entregadas, que no coinciden totalmente con la lista de productos enviada.