Acuse de recibo
El pasado 25 de agosto, Juana Arrechavaleta Carreras, residente en Alday, edificio 7, entre Lindero y Escobar, en Vieja Linda, municipio capitalino de Arroyo Naranjo, reveló aquí vertimientos de aguas albañales de hacía más de dos años en ese barrio, sin una solución.
«Estamos rodeados de agua sucia. Ya ni calle ni acera tenemos. Hemos tenido que abrir zanjas para que esas aguas viertan para un lugar específico», refería, y añadía que los vecinos habían notificado la situación a Saneamiento Básico y al gobierno municipal de Arroyo Naranjo.
Y para colmo, denunciaba que hacía más de un mes que no se recogía la basura, y ya tenían un vertedero que casi cubría la calle.
Al respecto responde Halina Guerra Castro, jefa del departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, que, a raíz de lo publicado aquí, la jefa de esa entidad en el territorio hizo la inspección, a sabiendas de que el vertimiento albañal provenía de las redes sanitarias del interior del edificio. Y se le explicó a Juana que Aguas… atiende la red exterior. Se le orientó que debía dirigirse a la Dirección Municipal de la Vivienda (DMV).
Añade que, de paso, ese día detectaron fuga de agua potable muy cerca del edificio 7, la cual sería reparada cuanto antes por la brigada de la base de Acueducto Sur.
Es de agradecer la presencia de Aguas de La Habana allí, la atención a Juana, el esclarecimiento de que el asunto corresponde a la DMV, por ser interno del edificio. Y la respuesta a esta sección, aun cuando no fuera su responsabilidad.
Solo resta anotar que, conociendo la problemática, ni el gobierno municipal ni Saneamiento les aclararon a los sufrientes que la solución del caso comenzaba por un trámite en la DMV. ¿Y la DMV? No ha dado señales de vida, ni para decir si contactó con Juana y si ya dio curso a su reclamación.
Severo Carmona Matos (calle Masó 158, apartamento 4, entre Aranguren y Enrique Villuendas, Cerro, La Habana) cuenta que a finales de septiembre comenzó a manar un salidero de agua potable en la acera de ese edificio. Y lo primero que hizo fue comprobar, con la revisión y el levantamiento de la tubería de entrada al inmueble, que no era un asunto de la red interior de este.
Reportó a Aguas de La Habana, y se presentó allí un técnico, el cual se suponía que, después de comprobar la causa del problema, determinaría si la solución era exterior o interior. Pero no dio ninguna conclusión. Solo expresó que se lo informaría a su jefe, y solicitó el número de teléfono del cliente que reclamaba.
Desde entonces, nadie ha vuelto por allí. ¿La respuesta se habrá ido con las aguas que se derrochan desde entonces impunemente, faltándoles a tantas otras personas en la ciudad?
Todo comenzó hace unos diez meses. Primero fue una obstrucción en los desagües de aguas albañales —que aún no ha sido reparada—, en Concepción y Línea de Ferrocarril, en el barrio habanero de Lawton, municipio de Diez de Octubre.
Lo cuenta María Dolores Ruiz Martínez, residente en el apartamento 302, de la edificación 833 en la misma calle Concepción esquina a Línea del Ferrocarril. Lo tiene al frente. Y hace cuatro meses brotó otro, pero de agua potable, que ya es un río.
El problema se ha reportado al puesto de mando del gobierno municipal de Diez de Octubre, al consejo popular y a Aguas de La Habana. Los representantes de esas instancias visitaron el sitio. Y el 21 de octubre pasado estos participaron en una reunión con Recursos Hidráulicos en la provincia.
En dicha reunión se analizó que para el salidero de aguas albañales se debe levantar la línea ferroviaria, no así para el de agua potable.
«Esta situación —señala María Dolores— tiene alarmados a los vecinos, porque a muchos no les llega el agua normalmente, y da pena ver cómo se pierde esa cantidad tan grande de agua potable».