Acuse de recibo
Belkis Machado Naves (Finca Peralta no. 6150, Batabanó, provincia de Mayabeque) cuenta que su hija es doctora, y está muy preocupada por lo que sucedió el miércoles 18 de julio, en horas de la noche, cuando estaba de guardia en el Hospital Docente Clínico-Quirúrgico Aleida Fernández Chardiet, de Güines.
Relata que una enfermera que se encontraba en la sala de observaciones del hospital fue agredida verbal y físicamente por una ciudadana. Y cuando se solicitó la presencia de la policía, ya la situación se había controlado entre los mismos trabajadores, razón por la cual también resultó agredida físicamente la hija de Belkis, quien intentó mediar en el asunto.
El asunto, asevera Belkis, es que el personal médico y de enfermería realiza su guardia médica en dicho centro no pocas veces sin presencia alguna de un agente del orden, y se exponen al enfrentamiento con personas que sin respeto alguno, e insatisfechos en sus necesidades, los agreden verbal y físicamente.
¿Es este el tratamiento que merece el personal de salud en el desempeño de tan humana labor? ¿Existe un motivo que justifique la violencia física o verbal a un trabajador de la salud, en el cumplimiento de sus funciones?
«Pienso, y es mi preocupación, como madre, que si no se toman medidas con esta situación, seguirán presentándose estos problemas, a riesgo de que en otras oportunidades tengamos que lamentar peores y evitables consecuencias», concluye Belkis.
Nerza Blanco García (Fomento 111, entre Suzarte y Recreo, Cerro, La Habana) estuvo un período prolongado acompañando a su mamá, que permaneció ingresada en el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular, y fue atendida con esmero, dedicación y amor por ese colectivo de salud.
A pesar de que su mamá falleció después de una prolongada enfermedad, Nerza agradece al personal médico, paramédico y trabajadores en general del centro, «que hacen sentir a los pacientes y familiares, en esos días de tanta angustia y espera, el cariño con el que laboran, y dan el amor incondicional a cada familia».
Y Ángel Rosabal Kindelán (Carretera de Siboney kilómetro 10, El Brujo, Santiago de Cuba) transmite un gran reconocimiento al personal de la sala de Cardiología del Hospital Provincial Saturnino Lora de esa ciudad.
Ensalza a los médicos y enfermeras de terapia intensiva y terapia intermedia, «por su excelente trato y dedicación en mi estancia allí», al tiempo que le desea muchos éxitos a ese colectivo, que sin escatimar esfuerzos, salvan día a día muchas vidas como la de él.
José R. Oliva (9na. no. 47209E, entre 472 y 474, Guanabo, la Habana) tiene 73 años, padece diabetes y le amputaron la pierna izquierda. Para colmo, fue operado y le hicieron una colostomía.
Tiene que usar la correspondiente bolsa para las heces fecales, y la gran dificultad es que le asignan una diaria, lo que es insuficiente, pues ya en dos ocasiones se le ha roto tal depósito, con las desagradables consecuencias que acarrea.
Incluso, señala que el propio fabricante de dichas bolsas recomienda que las mismas no se deben volver a usar aunque se laven, porque no se garantiza que queden bien limpias y que no se produzca una infección intestinal.
En nombre de muchos pacientes con colostomía, Oliva necesita saber cuál es la situación con el abastecimiento de bolsas de ese tipo en el país, y qué perspectivas hay de mejorar su oferta. El Ministerio de Salud Pública tiene la palabra.