Acuse de recibo
Lo publicamos el pasado 1ro. de mayo. Y era, precisamente, la queja de un trabajador, que con el dinero de su trabajo como entrenador de Cultura Física en la República Bolivariana de Venezuela, había adquirido un televisor al costo de 399.99 CUC (marca Konka, de 32 pulgadas), el cual dejó de funcionar seis meses después de vencida la garantía.
El doliente, Ricardo Corrales Estrada (CCS fortalecida Abel Santamaría, s/n, Consejo Popular Pasada de Marín, Sandino, Pinar del Río), contactó con un técnico de la corporación que comercializa y repara en el territorio nacional estos equipos y este le dijo «que el problema es de pantalla y en nuestro país no había reposición para eso». ¿Cómo se comercializan entonces equipos de tan mala factura, a tan alto costo, si no existe forma de arreglarlos aquí, se cuestionaba el afectado? A lo que este escribidor agregaba: «¿Por qué, si en definitiva se van a expender, no se les advierte con sinceridad a los clientes sobre los riesgos a los que se exponen cuando compran un electrodoméstico para el que no hay piezas de repuesto?».
A propósito responden Fernando Suárez Saveedra y Ania Figueroa Sosa, gerentes generales de las divisiones Compras, Almacenaje y Distribución, y Tecnológica de Cimex, respectivamente.
Por parte de la segunda de estas entidades, específicamente por la UEB Servicios Técnicos de Pinar del Río, se realizó una visita al afectado y se le explicaron diversas cuestiones, entre ellas la existencia o no de piezas de repuesto y los servicios de garantía y posgarantía, apuntan los ejecutivos.
El cliente —refieren— agradeció la atención, pero continuó manifestando la preocupación concreta por su aparato inutilizado. Y solicitó una evaluación técnica al respecto. Se ejecutó dicha revisión y se ratificó el criterio de pantalla defectuosa. Asimismo, se le informó al pinareño que es la División de Compras, Almacenaje y Distribución del grupo la responsable de adquirir piezas y dispositivos para reparar en estos casos.
Argumentan los directivos de Cimex, que en los contratos de compraventa se pacta con los proveedores «un porciento determinado para la adquisición de piezas de repuesto sin valor comercial, lo que posibilita brindar el servicio de garantía y posgarantía que se realiza en los talleres de reparación. En los embarques sucesivos de los equipos se incluyen las piezas de repuesto correspondientes al porciento pactado, que posteriormente son enviadas a los talleres».
Sin embargo, en lo referente a las pantallas para la reparación de este tipo de televisores, la División de Compras, Almacenaje y Distribución «no tiene establecida la compra de esta pieza, debido al costo de las mismas, que representa un alto porciento del valor total del equipo, por tanto su reposición por servicio posgarantía sería muy encarecida».
Por lo antes expuesto, el Grupo Empresarial concluye considerando «con razón» la queja de Ricardo Corrales Estrada.
Agradezco la misiva, pero hemos de entender, de acuerdo con lo explicado, que el cliente no tiene más solución que olvidarse de la reparación de su equipo.
¿Y dónde queda la capacidad de prever que deberían poseer quienes compran y comercializan los equipos electrodomésticos en las tiendas nacionales? ¿Si el servicio es exclusivo de corporaciones estatales, cómo darse el lujo de que sea ineficiente? Como decíamos al publicar el caso: ¿Se advierte a cada comprador del enorme peligro en que incurre? ¿Hasta cuándo historias como esta en las que el ciudadano/usuario/cliente queda tan desprotegido?