Acuse de recibo
Ante la denuncia sobre la habitual reventa de entradas al Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, de la capital, por «coleros» asiduos, reflejada aquí el pasado 12 de enero, el Consejo Nacional de las Artes Escénicas (CNAE) del Ministerio de Cultura responde con un grupo de medidas «para combatir la acción inescrupulosa de los revendedores».
Señala el CNAE que, de conjunto con el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso y la Empresa de Seguridad a Instituciones de la Cultura (ESIC), se decidió que cada persona en la cola para obtener entradas a las demandadas funciones, podrá adquirir, por una sola vez, cuatro localidades para una función, o dos localidades para dos funciones.
Por su parte, la ESIC incrementará el número de agentes en el área de taquilla y portales los días de ventas para funciones de alta convocatoria, con la indicación de apoyar al personal del teatro en la neutralización de cualquier situación irregular.
Informa la nota que se ha reforzado la coordinación con la Policía Nacional Revolucionara (PNR) para garantizar el orden y se ha decidido solicitar a los compradores que para obtener sus entradas presenten su carné de identidad, como fórmula para evitar la reincidencia de revendedores en la cola y facilitar su identificación y denuncia.
«Confiamos en que las medidas expuestas nos ayuden a detener de manera terminante la acción de los especuladores; trabajaremos para que el Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso se mantenga como un espacio referencial para nuestro pueblo».
Agradezco la respuesta y hago votos para que estas medidas se cumplan rigurosamente y no fracasen, como otras adoptadas a partir de anteriores denuncias reflejadas aquí sobre el negocio especulativo de los revendedores de entradas.
En un país con envejecimiento demográfico progresivo, la historia de Félix Delgado Greems (calle 5 Norte 251, entre Moncada y los Maceo, Guantánamo) puede ser la de muchos otros cubanos, y ya en sí es una alerta para que las autoridades reconsideren soluciones.
Cuenta Félix que tiene 62 años y labora en la fábrica de herramientas Mano Guaso. Pero desde julio de 2016 no puede trabajar; entonces sufrió una crisis de sacrolumbalgia, y también padece de espina bífida y escoliosis, además de ser hipertenso crónico.
Pero en ese mismo mes de julio de 2016, su madre de 88 años, diabética, hipertensa, ciega de un ojo y con radical de una mama, enfermó de una otitis maligna y estuvo hospitalizada durante tres meses de manera intermitente. Desde hace cinco años sufre ataques de epilepsia. Ya la señora no puede valerse por sí misma, y su único hijo es Félix.
El estado físico de ella es muy malo. Su dieta es blanda y no admite otro alimento, por lo que la comida debe ser elaborada de manera especial y suministrada bajo vigilancia. Toma muchos medicamentos en diversos horarios, algo que requiere de la atención de otra persona. También como parte del tratamiento para sus oídos, se le debe realizar un lavado con ácido acético y aplicarle una crema antibiótica para evitar inflamación, el avance de la infección y otras complicaciones que pudieran ser mortales si no se atienden.
Además, Félix tiene que ocuparse de dos tías, hermanas de su mamá, de 91 y 80 años, que no tienen hijos. Una es asmática crónica y también con radical de mama; la otra está enferma de los nervios, sufre de artritis e hipertensión. Y la situación económica de la familia es pésima, pues esas ancianas requieren una alimentación adecuada.
Félix tiene más de 41 años de trabajo, pero le faltan tres para jubilarse, y no sabe cómo va a solucionar su situación. Solicitó primero tres meses de licencia sin sueldo para atender a las tres ancianas, pues no tiene a más nadie que se encargue de ellas. Y ya la licencia concluyó.
Al personarse en su centro laboral, le dijeron que solo puede solicitar otra licencia por tres meses, y de no incorporarse, perderá su vínculo laboral y el derecho a la jubilación cuando llegue la edad para ello. «Creo que en mi trabajo ya están buscando un sustituto», enfatiza.
Y concluye: «No sé hasta cuándo se va a extender mi situación, pues la salud de mi madre y mis tías no mejora en absoluto. Se deteriora cada día más. Estoy a riesgo de perder mi trabajo y los 41 años de trayectoria laboral que tengo».