Acuse de recibo
Margarita Betancourt (Calle 3ra. No. 2C, entre 9 de Abril y A, Sagua la Grande) se presenta en su carta como una mujer muy trabajadora. Lleva 17 años laborando como cocinera en Mantenimiento Constructivo, en Sagua la Grande.
«Vanguardia, destacada, jamás falté a mi jornada laboral; incluso enferma y con problemas familiares jamás falté», afirma. Todo fue perfecto durante 17 años, hasta que por el calor del fogón de leña, le salieron unas ronchitas en el cuello. Y el especialista en piel le diagnosticó que las mismas eran malignas.
La operaron tres veces, y daba positivo. Luego la pasaron por la Comisión Médica: debido al calor no podía desempeñarse más al pie del fogón. La enviaron a la Dirección Municipal de Trabajo, y allí le ofertaron tres plazas. Dos de las mismas no las podía desempeñar, porque son técnicas y ella solo tiene noveno grado. La otra era de auxiliar de limpieza.
Margarita se ilusionó, «porque no me pesa el trabajo y si la posibilidad es de volver a laborar, pues yo soy una mujer esforzada, y además la vida está dura».
Cuenta ella que cuando llegó a la Dirección de Trabajo y la pasaron a ver a la compañera Lourdes, que atiende las ofertas de plazas, las ilusiones se vinieron abajo. «Me trató malísimo, sin ninguna educación, refiere; me dijo que tenía una plaza de limpieza, contrata por 15 días; que si no la cogía, me daban la baja».
La trabajadora se pregunta si este puede ser el final para alguien que, luego de 17 años cumpliendo con su trabajo, se enferma.
Juan Antonio Roque (3ra. No. 23722, entre I y J, reparto Dolores, San Miguel del Padrón, La Habana) tiene algunas inquietudes como cliente del correo Nauta, de Etecsa, que bien merecen la atención de esa entidad:
«Te cobran dinero por conectarte, aún sin enviar o recibir correo alguno, algo que no logro entender. Hasta el momento no me han convencido las respuestas de los funcionarios de Etecsa.
«¿Qué sucede con la calidad de la señal de correo? Si la solución son las inversiones en cuanto a torres de repetición o algo por el estilo, ¿por qué no se hacen? No es secreto que nuestra telefonía móvil cobra caro; por ende, ¿no debería prestar un servicio acorde a lo que cobra?
«En cuanto al correo, ¿por qué razón yo tendría que ir a una sala de navegación a consultar la cuenta y eliminar los mensajes que he recibido, so pena de que a los dos o tres meses los vuelva a recibir, y por supuesto pagándolos nuevamente? En un mundo tan informatizado, se entiende que si mi interés es usar el correo en mi teléfono, es en primer lugar para evitarme las molestas colas para hacer un trámite, que se podría resolver descontando los 50 centavos del crédito del teléfono.
Juan Antonio agradecería que Etecsa respondiera a sus inquietudes, que pueden ser las de otros clientes del Nauta.
Alberto Gavira (Astilleros 11, Camagüey) se queja de las frecuentes irregularidades en la distribución del yogur de soya en esa ciudad, racionado y subvencionado para niños de siete a 13 años.
Cuando me escribió, el 16 de marzo pasado, hacía seis días que no aparecía el producto en la tienda La Calidad.
«Y en su lugar —señalaba— no se distribuye leche u otra solución, para que esos niños puedan ir a la escuela con un desayuno decente y necesario, que, dicho sea de paso, la Revolución lo garantiza financieramente.
Alberto plantea que tiene dos hijos menores, uno de ocho años y otro de 11, por lo que se puede imaginar la situación de muchos padres en esta zona de Camagüey.