Acuse de recibo
El título me lo sugiere el holguinero Alfredo Begerano Guerrero (calle Cervantes, 238-F-4, entre Cables y Aricochea). Y cuando uno lee su misiva se da cuenta de lo justificado de las palabras.
Sucede que en el pasado mes de agosto, la esposa del remitente compró un aire acondicionado marca LG en la tienda La Hogareña, perteneciente a TRD Caribe, y al cabo de los dos meses el aparato presentó problemas. El día 4 de noviembre Alfredo se personó en el taller de garantía de dicha cadena a hacer el reporte correspondiente (No. 7941). La compañera que lo atendió le aseguró que en el lapso de una semana irían a visitarlo.
«El día 10, al ver que no venían volví al taller, donde esta vez me atendió un joven con poca profesionalidad (…), quien refirió que tenían hasta un mes para darle solución al asunto, por lo que me fui a la oficina de quejas, donde me atendió la compañera Marcia y me sugirió llamarla al día siguiente. Al llamarla, aseveró que irían a mi casa el viernes o sábado de esa semana (…). La espera fue en vano», narra el holguinero.
En la jornada del 17 de noviembre contactó el cliente con el compañero Pérez, jefe del taller de marras, quien amablemente le ofreció disculpas y le aseguró que lo visitarían sin falta el viernes siguiente (21). «Otro día más que al final perdí sin poder moverme de mi casa ante la incertidumbre de si vendrían o no, y nunca llegaron. Me pregunto si debo pedir vacaciones o licencia para ver cuándo llegan. (…). No fueron tres pesos lo que costó el equipo», se duele, con razón, el afectado.
¿Con qué aire llegará la respuesta? ¿Cuándo?
Los ambientes de las instituciones, ese halo que embellece o destruye, dejan huellas imborrables en quienes acuden en busca de algún servicio. Al extremo de que, casi tan importante como el servicio mismo, es esa armonía o ruido que se llevan en el recuerdo las personas. Pienso en esto tras leer la misiva de la capitalina Yeryly Bertot Macías (calle 19, e/ 12 y 14, Vedado, Plaza de la Revolución), quien nos trae una agradable memoria de su más reciente visita al policlínico ubicado en 15 y 18.
«Sin dejar de elogiar el servicio médico que recibí, que puedo catalogar de muy bueno, mi sorpresa se centró fundamentalmente en el cuidado del inmueble y su higiene (...). Toda la acera del policlínico impecablemente limpia, chapeada y pintada (…). Los latones de basura pertenecientes a esa comunidad y al propio policlínico alineados, sanos y sin basura desbordada…
«Al entrar pude comprobar que lo que había visto por fuera no era obra de la casualidad… Todas las paredes pintadas y con vivos colores (…). Los pisos (…) limpios y el baño público con olor a aromatizante e impecable. Fue impresionante ver cómo se encontraba cada tomacorriente e interruptor completamente sanos, junto a las luminarias de los techos, todas colocadas y funcionando (…). Igual de impresionante fue ver al personal de limpieza con sus batas blancas, guantes, manteniendo una higiene poco frecuente, con deseo y esmero… Felicito a los trabajadores de limpieza, jardineros y directivos de este centro, que lograron inspirarme… por su dedicación y entrega».
Pareciera un chiste, si tomamos en cuenta que en Bainoa suelen registrarse históricamente las más bajas temperaturas de la nación. Pero no, la cosa es muy seria, según cuenta el mayabequense Juan Pérez González (calle 5, No.5, entre 12 y 14, Bainoa).
El problema —se duele el remitente— es que la carnicería donde nosotros compramos los productos tiene una nevera rota hace dos años y las entidades a cargo de este problema en el municipio de Jaruco «no son capaces de resolver el arreglo o traer otra nevera, y ya se han echado a perder varios cárnicos de la población por no haber frío», agrega.
¿Cómo es posible que en tanto tiempo haya permanecido roto un aparato tan necesario en nuestras carnicerías para conservar la cuota de productos cárnicos? ¿Qué han hecho las autoridades locales al respecto? ¿Cuánto se le ha informado a la población en los espacios de rendición de cuentas, por solo citar un ejemplo?
Ojalá la respuesta llegue sin descomposiciones por la falta de refrigeración.