Acuse de recibo
El pasado 29 de mayo, la lectora María Ángeles Alpízar Terrero afirmaba aquí que en la escuela primaria 20 de Noviembre, de la ciudad de Santiago de Cuba, los servicios sanitarios llevan tupidos más de cinco meses. Y los 400 alumnos, junto a profesores y demás trabajadores del centro, hacen uso de un único mueble sanitario que, por demás, carece de agua.
La remitente, quien refería haber estado en una reunión de padres de los alumnos, también denunciaba supuestas prohibiciones explícitas de utilizar ese baño, al extremo de que los menores debían reprimir urgencias fisiológicas: «Han impuesto horarios ante las colas de niños, niñas y mayores», manifestaba, al tiempo que cuestionaba el hecho de que Educación y las autoridades del municipio no hayan encontrado solución al respecto.
«Son condiciones alarmantes en materia de salud física y mental, tanto para estudiantes como para los padres y familiares, que deben conformarse con el consabido pretexto de que no hay plomeros o algo por el estilo», consignaba.
Al respecto, responde Rafael Darío Pacheco Álvarez, director de Educación en la provincia de Santiago de Cuba, y aclara ante todo que el seminternado de primaria se nombra 30 de Noviembre, y no 20 de Noviembre como afirmara María Ángeles.
Para profundizar en lo denunciado, añade, se creó una comisión, presidida por el propio Rafael Darío Pacheco, e integrada por el director de Educación a nivel municipal, y cuadros y funcionarios de Educación y otras organizaciones.
Precisa que en dicha escuela hay un total de diez muebles sanitarios y un urinario, organizados en tres locales. Y solo presenta problemas el urinario; el resto de los baños están en perfecto estado y nunca han estado tupidos.
Aclara que el centro no presenta ningún estado insalubre ni calamitoso, de acuerdo con las evidencias documentales de las visitas realizadas por Salud Pública.
La escuela, apunta, presenta un horario único y escalonado, con 30 minutos de recreo en la sesión matutina y 15 minutos en la tarde, como está establecido en el modelo de escuela primaria, sin ninguna prohibición de acceso a los baños, los cuales permanecen abiertos desde las 6:30 a.m. hasta la salida de los alumnos.
Sí es real que para descargar los baños el agua es cargada en cubos por las auxiliares generales de limpieza, a una distancia aproximada de dos metros, sin manifestar inconformidad. No existe ninguna afectación de salud física ni mental, comprobado en entrevistas con alumnos, padres, trabajadores y consejo de escuela. Y se ha logrado mantener un adecuado estado higiénico y sanitario: cuando se ha producido alguna afectación, se soluciona con agilidad.
Añade Pacheco que el centro docente cuenta con un operario general, encargado del mantenimiento, quien recibe apoyo de la Unidad Presupuestada del Distrito Abel Santamaría cuando lo requiere.
Consigna el director provincial que «en entrevista y análisis con todos los factores, coinciden en el criterio del buen resultado de la institución, y están inconformes con lo planteado por María Ángeles, pues no se ajusta a la realidad del centro».
A propósito, apunta que «en diálogo establecido con María Ángeles Alpízar Terrero, ella mostró conformidad con las valoraciones realizadas».
No obstante, señala Pacheco que la Dirección de Educación continuará evaluando alternativas de solución para el logro del abasto de agua permanente en los baños.
«Seremos un poco más felices el día en que no tenga que publicar aquí denuncias de tanto regusto local», señalaba este redactor el 29 de mayo, al presentar la queja de María Ángeles. Lo reafirmo hoy, con más énfasis, cuando se evidencia que la remitente levantó más polvareda de la que había y no fue fiel a la realidad en todos sus planteamientos, según lo reconocido por ella misma y puntualizado en la respuesta.
No obstante, de las palabras del Director provincial se evidencia que son pocos los problemas que quedan por resolver con los baños en el seminternado 30 de Noviembre. Un asunto que debe ser solucionado allí en Santiago de Cuba, y no trascender en esta columna.