Acuse de recibo
EL pasado 4 de agosto, el lector Ramiro Pupo narraba aquí lo que le sucedió el 24 de julio de este año, cuando se disponía a viajar en ómnibus hacia La Habana desde la Estación ASTRO de la ciudad de Holguín: intentó transportar en el maletero de la guagua un colchón personal, y los choferes de la misma le explicaron que según las regulaciones, solo pueden trasladarse por esa vía ropas y zapatos, y otros bienes deben enviarse por ferrocarril.
Pero Ramiro se disgustó, porque después supo que si pagaba el pasaje en CUC, por Víazul, no había inconveniente en transportar el colchón. ¿Dualidad regulatoria?, preguntaba este redactor.
Al respecto responde Roberto Ricardo Marrero, director general de ASTRO, quien especifica que el reglamento de equipajes de esa entidad establece que se incluyen en ese concepto solo ropa, calzado y otros efectos menores de uso personal debidamente embalados; lo cual refrenda lo explicado al pasajero por los tripulantes del ómnibus y por el jefe de Turno de la estación.
Asegura el director general que es incorrecta la información dada posteriormente a Ramiro sobre Viazul, entidad que pertenece a ASTRO y se rige por el mismo reglamento de equipajes; «por lo cual no se encuentra autorizada a violar lo establecido y transportar otro tipo de artículos y bienes, que, por demás, pudieran sufrir daños durante la transportación».
En tal sentido, Marrero enfatiza la importancia del cumplimiento estricto de ese reglamento, pues «nos encontramos enfrentando varios hechos de indisciplina e ilegalidades con el tráfico ilícito de mercancías a bordo de nuestros ómnibus».
Precisa que «por la negligencia y mala información dada al cliente, al maletero de Servicio al Viajero, Rolando Pinilla, le fue aplicada la medida disciplinaria consistente en el descuento del 25 por ciento del salario de un mes, y el 100 por ciento de la estimulación salarial en igual período de tiempo».
La misiva de Marrero, fechada el 10 de agosto pero recibida en esta redacción el 27 de septiembre pasado (no precisamente por correo postal), señalaba que «el próximo 28 de septiembre se reunirá la Comisión de Cuadros del Grupo Empresarial a la que ha sido sido citado el director de la Estación ASTRO de Holguín, para analizar las causas que originaron esta desinformación».
Luis Machado Reynosa me escribe eufórico en nombre de los vecinos de la calle Celia Sánchez, entre Diego M. Yebra y Otto Parellada, en la localidad holguinera de Antilla.
El motivo es contagioso y muy húmedo, como para erradicar sequedades y tristezas: ¡llegó el agua a esa cuadra, después de 20 años de ausencia! Es como para bañarse de felicidad.
Luis no explica por qué antes no llegaba el agua, ni qué excusas se sucedían, años tras años, para mantenerlos en la sed. Tampoco especifica cómo se logró el tan ansiado sueño de tantas gargantas resecas.
Pero su carta empapada de agradecimiento sintetiza el sentir de los vecinos, cuando reconoce al nuevo director, Jorge Luis Leyva, por su ágil y eficaz gestión con Hidrología del territorio.
«Ojalá todos los jefes de organismos y entidades tuvieran una acción tan eficiente y rápida como él», enfatiza el remitente.
En una columna donde se critican tantas morosidades y desentendimientos de directivos, hoy debemos salpicarnos con la alegría de esos cubanos, porque les llegó el agua, y la certeza de que casi siempre, cuando se quiere de veras, como se quiere a un pueblo, se puede.
Nuestros respetos para Jorge Luis Leyva. Y el ansia de que dirigentes como él sean identificados y estimulados para guiar los rumbos de la sociedad que soñamos y debemos construir.