Acuse de recibo
Jesús Peña (Edificio 3, apartamento D-2, La Rosita, Sagua la Grande) es, junto a su compañero Mariano Falcón, de los mejores productores de arroz de esa zona. Cuando les entregaron en usufructo dos caballerías de tierra que estaban ociosas, no pararon hasta alistarlas, y en el 2009 aportaron 4 000 quintales del grano.
Peña desgrana sus penas porque el contrato se hizo por un año. La tierra que trabajan pertenece a la unidad básica de producción cooperativa (UBPC) José Antonio Bacallao, adscrita a la Empresa Azucarera Héctor Rodríguez, y no se explotaba hacía diez años. Ahora el Delegado de la Agricultura en el municipio les dice que deben entregarla, pues la UBPC la necesita. Insistieron, y finalmente prometió que conversaría con el Director de la empresa azucarera.
Afirma Peña que las propias autoridades del municipio se han pronunciado porque no se les quite la tierra. Pero todo se inclina al final contra sus ansias de producir arroz.
Luego les dijeron que sembraran caña —no se precisa qué entidad lo solicitó—, y estuvieron de acuerdo. «Pero nada —señala— el contrato es por un año y no nos lo hicieron por cinco o diez. Alegaron que no se podía. Sin embargo, al revisar la Ley, eso es factible».
Peña alerta que «aquella antigua tierra improductiva que desmontamos y preparamos con tanto sacrificio, ya tiene los postes puestos por la UBPC. Solo esperan a que nos retiremos. Es muy fácil cogerla así. Si nos dan otra, la desmontaremos; no lo duden. Pero es una desdicha que suceda esto.
¿Será posible que estos dos campesinos se frustren y no puedan bregar por la economía y la alimentación del pueblo?
El pasado 7 de abril, Esteban Navarro (Martí 109-A, entre Independencia y San Pablo, ciudad de Camagüey), refería que hacía más de dos años, mientras hizo las instalaciones para prestarle servicio a la cafetería La Perla de Cuba, Acueducto y Alcantarillado suprimió el agua a su casa.
La primera vez que se quejó, fue una comisión a visitarle y le aseguró que se resolvería. Pero nada. Lo denunció en dos ocasiones en el popular programa radial Meridiano, de Cadena Agramonte, y nada. Dos meses antes de escribirme, vio al Director de Acueducto en el municipio, y este lo encomendó a otro funcionario, quien le llenó una planilla. Nada.
Al respecto, responde Alfredo Coello, director general de la Empresa Provincial de Acueducto y Alcantarillado en Camagüey, que el 16 de abril fue solucionado el problema por una brigada de reparación y mantenimiento de la Unidad Empresarial de Base municipal adscrita a esa entidad. Ya Eduardo tiene agua.
Precisa que Eduardo nunca se dirigió a la provincia. Pero ello no exime de responsabilidad, porque sí lo hizo al municipio y tuvo que soportar más de dos años sin una solución.
Apunta que los trabajos realizados para la cafetería, que afectaron a Eduardo, no estuvieron a cargo de ninguna dependencia de Acueducto y Alcantarillado. Pues entonces, quien lo hizo no respetó la autoridad máxima de Acueducto.
Coello sí reconoce que, «el caso debió haber sido resuelto oportunamente, constituyendo un ejemplo negativo que no debe repetirse en el contexto de nuestro trabajo». En esto último sí coincido: no debiera repetirse, porque es bochornoso que un cliente, por intrusión de alguien que ni respetó a Acueducto —y ni siquiera ahora da el rostro—, estuviera sin agua más de dos años, habiendo alertado por distintas vías.