Acuse de recibo
La vida del hombre, ya lo advirtió el Apóstol, también es contada por sus casas, por los sudores para edificarlas y mantenerlas contra todos los vientos. En nuestra Isla, la existencia narrada por paredes y techos a veces toma matices que no debiera. Y puede faltar un ladrillo, pero lo que no debiera ausentarse nunca es la oportuna explicación, la sensibilidad, el compromiso.
La santiagueras Nélida Caraballo Maceo y su hermana Aidee frisan ya las ocho décadas y aún se encuentran lidiando con problemas en su vivienda. Hasta allí, en calle Pozo Dulce No. 6, entre República y General La O, Palma Soriano, han llegado beneficios de la Asistencia Social, lo cual agradecen, pero tienen problemas para los que necesitan ayuda.
«La casa donde vivimos no tiene baño. Somos dos ancianas enfermas que apenas podemos caminar», explica Nélida.
Buena parte del inmueble también carece de piso. El techo está en muy mal estado y se moja casi totalmente.
«Hemos recibido la visita de la Dirección Municipal de Vivienda, de los trabajadores sociales y otras instituciones… Han medido la casa en cuatro ocasiones para darnos los materiales, y nada. Evalúan el caso de “muy crítico”, pero el alivio no aparece».
Así anda la familia de Delio Viñals Arrieta (Calle Serafín Sánchez No. 36, Sagua de Tánamo, Holguín), desde que en abril último le informaran que el hogar suyo y el de su hijo serían demolidos para edificarlos nuevamente.
«Rápidamente buscamos dónde meternos y resolvimos como pudimos. Se demolieron nuestras casas, o lo que quedaba de ellas a la espera de que “en esta semana comenzarían a hacer las mediciones”».
Una vez sin domicilio, evoca Delio, desde la Dirección Municipal de Vivienda les informaron que el proyecto inicial no procedía como estaba establecido, por algunos inconvenientes legales.
Aclarada ya la situación, narra el remitente, se decidió construir los hogares en un biplanta. Ese fue el acuerdo adoptado en la reunión de mediados de abril, donde participaron autoridades de la Vivienda, del Poder Popular y asesores jurídicos.
«En el mes de julio me visitó un compañero, para interesarse por la marcha de la construcción. El caso es que, a estas alturas, no se ha hecho nada», afirma el holguinero.
Para colmo, relata, de la Dirección Municipal de Vivienda llamaron a su hijo para comunicarle que se había decidido construir solamente una casa «y a mí me volverían a levantar mi casita como estaba. Esto contradice todo lo que nos habían dicho hasta ahora», según lo cual los dos hogares estaban «dentro de las prioridades constructivas del 2009 con la correspondiente inversión aprobada».
En estos momentos, Delio está viviendo en un sótano que una vecina le prestó, «y mi hijo anda con su familia de casa en casa», afirma el reclamante… Y este redactor se pregunta: ¿Cómo puede haber tantas incongruencias en un asunto tan serio?
Y la tercera misiva de hoy llega desde Virtudes No. 465, entre Rodrigo y Estrada Palma, reparto Raúl Sancho, Santa Clara, Villa Clara. Allí, en un cuartico pequeño al final de un pasaje viven cuatro personas, entre ellas un niño de siete años y una señora de 50, diabética y asmática.
Según cuenta Keitel Michelena Águila, quien remite la carta, «esta situación se agrava aún más por las condiciones del medio en que se encuentra enclavado dicho cuarto. Por el interior del mismo pasa una cañería subterránea que debido a la presión está rompiendo el piso; por el frente pasa otra que provoca, cuando llueve, inundación en el lugar… el aire que respiramos es impuro…
«Hablo de un problema que se está analizando por las autoridades de mi territorio desde el año 1999, cuando me encontraba en el preuniversitario, y hoy tengo 25 años. La respuesta que se nos da es siempre la misma: sin propuestas ni solución», se duele el santaclareño.