Acuse de recibo
Como el mitológico Tántalo, condenado a estar rodeado de agua y frutas sin alcanzar a beber ni alimentarse, el matancero Félix Rodríguez Rodríguez no ha podido estrenar los equipos electrodomésticos que hace meses le vendieron. Su hogar, en la Finca Occitania, municipio de Los Arabos, queda a cien metros del tendido eléctrico, sin embargo, no se le ha extendido aún un brazo de la necesaria energía.
«Me he dirigido en muchas ocasiones a la Empresa Eléctrica de mi municipio, al Gobierno, al Partido y hasta ahora no se le ha dado solución a este caso», se duele el remitente. ¿Es comparable el gasto que haya que acometer en su situación con la felicidad resultante al poder tomar agua fría, ver unos Juegos Olímpicos o cocinar en la Olla Reina? Se trata de una individualidad, pero la Revolución ha hecho, durante mucho tiempo, de las pequeñas necesidades, notables conquistas.
En peligro de derrumbe: Así se encuentra la vivienda de Mirlenis García Torres, de la calle 26, No.2, entre 9 y 11, Rafael Freyre, Holguín. Según cuenta Mirlenis, tiene licencia de construcción desde hace ocho años y ante el dictamen técnico de su inmueble en el Poder Popular le comunicaron que le entregarían materiales a partir del 2008.
«Después de seis meses esperando esa ayuda me dirigí nuevamente al Poder Popular, donde me informaron que mi expediente se desapareció y que ya no aparecía en el plan». Luego de eso, obviamente desesperada, la sufriente ha acudido a múltiples instancias, pero solo ha encontrado oídos sordos. ¿Se corresponde con la responsabilidad que todos esperamos de las instituciones el extravío de este expediente? ¿A qué aguardar en un caso como este? ¿A que el techo se nos venga literalmente encima?...
Lo que el agua se llevó El campesino Antonio Serrano Leyva, vecino de Alcides Poveda No. 52 F, Floro Pérez, Gibara, Holguín, nos muestra en esta imagen los restos de lo que fueran arietes hidráulicos (máquina para elevar agua), instalados en su Cooperativa de Créditos y Servicios —la Sabino Pupo— para garantizar el riego protegiendo el Medio Ambiente. Ocurre que poco a poco, por crecidas sucesivas del río, se fue descomponiendo el equipo y los cooperativistas asumieron el pago de las reparaciones, hasta que estas se hicieron más y más complejas. Entonces Antonio se dirigió a la ANAP provincial «y cuando pude hablar con el que atendía nuestro proyecto, me dijo que tratarían de ayudarnos. La ayuda consistía en que contaban con un presupuesto que no era muy grande, que teníamos que buscar quien nos hiciera el trabajo y pagar nosotros esta parte de los gastos. Estuvimos de acuerdo, pero de esto ya hace cerca de un año. Y Antonio reclama de la ANAP Nacional una ayuda que ponga punto final a su martirio. Según piensa, pudiera vendérseles materiales de reparación de los arietes o ponerles corriente eléctrica (el tendido queda a 400 metros) y venderles una turbina o facilitarles la compra de un motor «bombardini, ya que los mismos son económicos».