Acuse de recibo
Omar Coronado Albelo, director general de la Empresa de Productos Lácteos Metropolitana, expresa en carta su inconformidad con lo publicado en esta columna el pasado 3 de abril, y asegura que los hechos no son como se mencionan, a más de que se desprestigia a esa empresa.
Antes de abundar en la respuesta de Coronado, recordemos que lo reflejado el 3 de abril fue la carta de Jorge Luis Peña, vecino de Santa Beatriz 73, entre Primera y Segunda, en el municipio capitalino de Arroyo Naranjo: la contigua fábrica de leche y yogur Santa Beatriz había instalado un tanque de combustible con capacidad para 11 000 litros a solo medio metro de su casa. Entonces, este redactor reprodujo la historia contada por el remitente: sus gestiones ante el director de la fábrica por lo que consideraba un gran peligro, la respuesta de este, y los trámites que hizo con el Comando 13 de Bomberos, para que se detuvieran los trabajos y se hiciera un estudio de la seguridad de esa inversión.
En su respuesta, el director general precisa que «en ningún momento se pone en peligro ni la vida ni los intereses de los vecinos». Y cuenta que, producto de una grieta o filtración en la cisterna donde se almacenaba el combustible, ellos se dirigieron al Comando 13 de Bomberos, y los especialistas de esa unidad les orientaron que debían solicitar a la Agencia de Protección contra Incendios (APCI) la autorización de remodelar el local contiguo a la casa de Jorge Luis, para la ubicación del tanque.
El 26 de marzo se presentó en Santa Beatriz el especialista principal de la APCI, el cual hace ocho recomendaciones a tener en cuenta para la instalación y explotación de tanques de combustible. Y el 27 de marzo se personó el primer especialista del departamento de Prevención contra Incendios, para emitir dictamen a partir de la queja de inconformidad presentada por Jorge Luis, sobre la ubicación del tanque de combustible.
La inspección consideró el tipo de combustible a almacenar, que requiere de una alta temperatura sostenida para su combustión, y muy superior para la autocombustión, lo cual requeriría de condiciones muy especiales para que se iniciara un incendio. Y declaró que el local utilizado en la inversión cumple con los requisitos constructivos de seguridad contra incendios exigidos, a más de que el tiempo de cobertura del comando más próximo no rebasa los cinco minutos.
Por todo lo anterior, precisa, se llegó a la conclusión de que el local seleccionado podía ser utilizado para el almacenamiento cumpliendo las medidas exigidas por los especialistas, entre ellas que la distancia en paralelo de la pared del vecino debe ser de 3,25 metros. Y el visto bueno del dictamen lo dio el teniente coronel Arturo Enjamio Rozadilla, jefe del departamento de Prevención del Cuerpo de Bomberos.
El director general acompañó su respuesta de toda la documentación que avala técnicamente la instalación del tanque, y señala que se ha sido superficial y sensacionalista en la presentación del asunto.
Primeramente, agradezco a Coronado la respuesta, porque logró lo más importante en este caso, más allá de las pasiones: esclarecer, con avales técnicos de los especialistas, la no existencia del peligro, y el hecho de que en la inversión se cumpliera con los requisitos establecidos.
Era importante que se despejara el asunto, porque lógicamente el vecino Jorge Luis —hay que ponerse en su lugar— tenía derecho a preocuparse. Y si de alguna manera esa alarma del vecino sensibilizó a este redactor, no había en el acompañamiento que le dimos y en las palabras —quizá algo apasionadas— otro móvil que el sentido preventivo y humano. Jamás el sensacionalismo y la superficialidad han guiado las líneas de esta columna. Ese sayo no me sirve, y eso lo saben bien nuestros fieles lectores; como que jamás nos enlodaremos en el desprestigio de entidad o institución alguna. Solo nos mueve el bien público y conectar a los ciudadanos con las entidades, en la búsqueda siempre de humanas soluciones, que no siempre aparecen espontáneamente y requieren de ciertos fórceps. Es preferible pasarse por sensible que limitarse por indolente.