Acuse de recibo
Cada vez que, en materia de trámites y documentos, alguna institución realiza mal su trabajo, todo vuelve al principio. Y allá va el ciudadano como Sísifo, aquel que en la mitología griega luego de subir una gran piedra a la cima de una montaña, era castigado a ascender de nuevo con ella. Y así sucesivamente...
Ana Mederos se siente igualmente castigada allá en calle Segunda número 155, entre Fleites y Línea, en el reparto Osvaldo Herrera de la ciudad de Santa Clara.
Cuenta la mujer que lleva dos años y tres meses en trámites, pues su suegra le donó a su esposo una parte de su vivienda y requieren hacer dos propiedades desglosadas. Han pagado sellos, a la ONAT, a la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda, la tasación y todo lo que se requiere: incluso los servicios de una abogada.
El asunto es que todo se viró para atrás «por el mal trabajo de la abogada y la notaria, a la cual también le habíamos pagado». Ya estaba todo en el Registro de la Vivienda, y al mes le avisaron que el trabajo nuevamente tenía errores en cuanto a las medidas de las viviendas. Hubo que subsanarlos, y Ana tuvo que pagar cien pesos y un sello de diez pesos por cada propiedad.
Entonces, le comunicaron que el trámite demoraría dos meses. Al vencerse ese plazo, la solicitante se personó en Vivienda municipal, y la que debe hacer ese trabajo estaba de vacaciones. A los 25 días retornó, y la respuesta ya colmó la copa: le dijeron que no había personal para hacer ese trabajo.
«Es una falta de respeto, sentencia Ana.
La segunda misiva la envía Magaly Armas Quintero, vecina de calle 1 número 203, entre Cuba y Ciego de Ávila, reparto Vista Alegre, en la ciudad de Ciego de Ávila; en nombre de los vecinos de los CDR 2,4,5,9 y 13 de la zona 95, en la circunscripción 95.
El asunto es peliagudo: hace unos siete años que el agua que sale por los grifos está contaminada con albañales. Se huele y se perciben las partículas. «Ayer, por ejemplo, a una vecina le cayó, en el cubo que estaba llenando de agua, una lombriz».
Sostiene la lectora que en esa zona tienen problemas con el abastecimiento de agua, y cuando llega, viene antecedida de ese hedor... El delegado ha hecho las gestiones ante un mal que, incluso, sufre su propia familia. Pero nada se ha resuelto.
Increíble, se dice y no se cree: siete años con el agua contaminada...
Desde la capital, en calle 35 número 5, entre Paseo y 2, en Plaza de la Revolución, me escribe Alejandro Sánchez Agüero con otro asunto de aguas... no contaminadas, pero sí despilfarradas.
Refiere el remitente que en varias ocasiones ha transitado por el Callejón de Coyula, vía por la cual se accede de manera expedita al reparto Monterrey, en el municipio de San Miguel del Padrón, y ha observado cómo se deteriora la conductora de agua potable que pasa por allí, sin que se haga nada por revertir esa situación, que perdura hace unos cuantos años, según los vecinos de esos lares.
«¿Cómo es posible que tantos metros cúbicos de agua se desperdicien por una rotura en la conductora durante tanto tiempo? ¿Por qué no ha aparecido una respuesta contundente? Estas son las aristas de un problema que, por demás, se repite en otros lugares de la ciudad sin una cura rápida y duradera.
«Pero lo que más me preocupa es la situación de los niños del barrio, que utilizan esas aguas para jugar y recrearse... las infecciones que les puede provocar. Solo necesito el aliciente de la reparación de esa conductora, por donde se nos va la vida, como dice cierta canción».
A nuestros lectores les solicitamos que tengan paciencia, pues son muchas las cartas y esta sección tiene límites de espacio y de tiempo para atenderlo todo. Hay excepcionales casos de personas que, en su desesperación, exigen a nuestro equipo más de lo que podemos. Y no ha faltado quien, de manera descompuesta y con palabras ofensivas, ha maltratado por teléfono a quienes solo pensamos en servir, en asuntos que nosotros no provocamos ni mucho menos. Nosotros sí no tenemos un Acuse de Recibo dónde quejarnos.