Telespectadores más cultos, más exigentes, menos banales, necesitan estos tiempos en que se exhibe tanta dañina chatarra audiovisual; una audiencia que sepa discernir dónde están las propuestas entretenidas y a la vez enaltecedoras
Cada vez es menos sigiloso y más expansivo el consumo de productos audiovisuales ajenos a los valores éticos y estéticos que promueven la sociedad y la cultura cubanas