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La ayuda de los países latinoamericanos comenzó a llegar a Chile luego del devastador terremoto del sábado, que dejó más de 700 muertos y unos dos millones de damnificados.
Argentina envió a la zona de desastre tres hospitales de campaña, con 55 médicos, equipos electrógenos, plantas potabilizadoras de agua y vacunas.
El movimiento telúrico, de 8,8 grados en la escala de Ríchter, afectó sobre todo el centro y sur del país y los mayores daños se reportan en las regiones de Maule y Bío Bío.
Chile pidió hoy de manera oficial a la ONU el respaldo de la comunidad internacional para enfrentar la tragedia causada por el sismo, que tuvo su epicentro cerca de la ciudad de Concepción, a 325 kilómetros al sur de esta capital.
El país necesita, sobre todo, asistencia médica, hospitales de campaña, generadores eléctricos, plantas purificadoras de agua y ayuda para restablecer las redes de telecomunicaciones y para la reconstrucción de puentes e infraestructuras.
El gobierno de Bolivia anunció un primer envío de 60 toneladas de agua potable envasada, así como de alimentos y medicinas para los damnificados.
Compartiremos lo poco que tenemos, tal como ocurrió con Haití y Perú, dijo el portavoz oficial Iván Canelas, en consonancia con las palabras del presidente, Evo Morales.
Mientras, el jefe de Estado de Brasil, Luis Inácio Lula Da Silva, anunció su disposición de hacer todo lo necesario para ayudar a los afectados por el sismo.
De acuerdo con Lula, Chile tiene una ventaja con respecto a Haití, porque es un país más estructurado, tiene mejor defensa civil y construcciones más sólidas, por eso la asistencia dependerá de las necesidades planteadas por la presidenta Michelle Bachelet.
Venezuela ofreció todos los medios humanos y materiales necesarios para que el país suramericano pueda enfrentar la catástrofe.
También expresaron su solidaridad con Chile los gobiernos de Ecuador, Colombia, Perú, Uruguay y México.
