Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Estrenan primer largometraje de ficción de Alejandro Gil

La pared, una coproducción de la AHS y el ICAIC, será exhibida en el próximo Festival de Cine de La Habana

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Alejandro Gil durante el rodaje junto a la popular actriz Isabel Santos No alcanzaría esta página para enunciar todos los premios y menciones que ha ido acumulando el periodista Alejandro Gil, devenido director y guionista de cine y video, después que su primera obra como realizador: Piensa en mí (1989), formara parte de la Muestra itinerante latinoamericana y acapara galardones en el Festival Internacional Video Mujer, en la Muestra Audiovisual Asociación Hermanos Saíz, en el Encuentro Nacional de Video y en el Caracol de la UNEAC, por solo mencionar algunos certámenes.

Después de Piensa en mí, material de 15 minutos sobre las cartas de Martí a María Mantilla, el asistente de dirección de Algo más que soñar haría muchos otros documentales, además de obras de ficción, programas para la TV, así como videoclips, que correrían idéntica suerte: desde Tema Heavy, Desde la ausencia, En cuarto creciente y La leyenda del rayo, hasta Montaña de luz, que arrasó en el VII Festival Internacional Santiago Álvarez in memóriam, que obtuvo el Tatú de Oro en el Festival Internacional de Cine de Bahía, Brasil; que fuera el Premio Especial del Jurado (compartido) y el elegido por el Círculo Cultural de la UPEC en el 4to. Festival Internacional de Cine Pobre y en el 27 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, respectivamente.

Sin embargo, Alejandro Gil, poseedor de la Distinción por la Cultura Nacional, Premio Abril y de la AHS, ha sido convidado por JR para dialogar sobre su primer largometraje de ficción: La pared, cuya premier tuvo lugar recientemente, y será exhibido en la venidera cita cinematográfica de La Habana. Con guión del propio Gil, producción general de Gricel González; dirección de fotografía de Rigoberto Senarega; de arte, de Luis Lacosta; edición de Fermín Domínguez y música original de Juan A. Leyva y Magda R. Galván, La pared reúne un elenco encabezado por Héctor Noas, Aramís Delgado, Amarilys Núñez y Daysi Quintana y cuenta con las actuaciones especiales de Isabel Santos y Eslinda Núñez.

—¿Cómo surgió La Pared y qué papel jugó la AHS en ese proyecto?

—La pared surgió a partir de una convocatoria que el ICAIC hizo extensiva a profesionales fuera de la industria. Desde el punto de vista argumental nace de una historia real, médica: un hombre por sus complejos se aísla en su casa y renuncia volver a la realidad ciudadana. Su aislamiento fue tan radical que ni el hermano, quien lo atendía, alcanzaba a verlo; así sucedió hasta su muerte. Una historia muy dura. Me imagino cuánto dolor habrá sufrido ese hombre desde sus semejantes.ÊÊ

«La AHS es coproductora de la obra. Ella decidió apoyar los intereses de un grupo de jóvenes creadores colombianos interesado en participar en una obra audiovisual. Apostaron por La pared después de analizar distintos guiones que se les propusieron. Es entonces que los modestos, pero vitales recursos con los que contaban, se sumaron a la iniciativa del ICAIC».

—Algunos aseguran que tu película es para una gran minoría. ¿Preocupa eso a Alejandro Gil?

—De ningún modo me preocupa lo numérico. Más bien importa que la película llegue con calidad expositiva a todo aquel que se sienta entusiasmado con su propuesta estética. No practicamos la subestimación hacia el espectador; apostar por un público atento, activo, no la invalida ante un público, que si bien no accede con sistematicidad a este tipo de obras, tampoco ejerce rechazo ante la invitación de movilizarse intelectualmente.

—Un realizador sueña con que su película sea una gran producción, sin embargo, tu proyecto es de bajo presupuesto. ¿Fatalidad o suerte?

—La película es de bajo presupuesto, porque la historia que narra, por concepto, no necesitaba más que lo que del propio guión se anunciaba. Sus exigencias materiales estuvieron presentes, lo que allí observas obedece a su criterio vital. La película abraza, entonces, la suerte de ser tangible, la suerte de existir y exponerse a las exigencias de los públicos diversos. Ese es el mejor regalo: la consecución de un sueño.

—En La pared has tenido la oportunidad de trabajar con actores consagrados pero también con otros que se enfrentan al cine por primera vez. ¿Cómo encaraste su dirección?

—El énfasis en la selección estuvo matizado por encontrar actores que se acomodaran con facilidad a las características sicológicas de los personajes. No se pensó en un rostro, sino en una actitud, la búsqueda fue rigurosa pues también tuvimos en cuenta las funcionalidad dentro de las interrelaciones que como personajes tenían.

«A nuestro favor estuvo un delineado interesante de los perfiles de conducta, todos entran y cierran sus ciclos dramáticos. El elenco hizo gala de sus mejores virtudes y las llevó con coherencia hasta sus últimas consecuencias, y si bien unos se iniciaban en su experiencia cinematográfica, todos, en su totalidad, gozan de prestigio dentro del audiovisual dramatizado».

—¿Qué ha significado el documental para la formación de Alejandro Gil?

—El documental te entrena en la observación, en hurgar en todos los sentidos, hacia la naturaleza humana, en toda su extensión hasta la naturaleza de los objetos. También te ofrece la posibilidad de crear esa otra mirada ante lo que te rodea en un reencuentro con las esencias. Trabaja con muchas aristas de la verdad y eso te enriquece y te forma. Trabajar el documental es como tocar lo vital y auténtico de las cosas, de la vida. Y devolverlo con un acto de creación, enaltece.

—¿Qué representó para ti ser codirector de Montaña de luz?

—Montaña... fue eso, un nuevo encuentro con el documental. Tanto tiempo sin ejercitarlo pensé que se distanciaba, pero no. Todas sus virtudes afloraron en un terreno fértil e imperecedero. Montaña... exigía, en breve tiempo, apremiar los sentidos y las sutilezas. Para mí fue conmovedor. Una experiencia perdida en el tiempo que vuelvo a encontrar arropada de otro modo, con más humanidad, con mas emoción por su nobleza y por lo trascendente de su utilidad.

—¿Otros proyectos?

—Siempre hay otros proyectos, solo falta el momento para construirlos, el espacio que te propicien los cómplices de tus aventuras.ÊEsperaré atentamente, con todos los argumentos en guardia para evitar tardanzas insoportables.

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