Cuba emplazó al presidente de EE.UU., George W. Bush; a su secretaria de Estado, Condoleeza Rice, a que respondan a las preguntas «que flotan en el aire» acerca de las revelaciones sobre los oscuros nexos entre terroristas anticubanos radicados en ese país que envían dinero, diplomáticos norteamericanos en La Habana que sirven como mensajeros y grupos mercenarios que reciben la paga para intentar subvertir el orden en Cuba.
«Tenemos derecho a saber; la opinión pública quiere saber; el pueblo de Cuba, el de EE.UU, quieren saber», precisó el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, en rueda de prensa esta mañana en la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores, ocasión en que instó al mandatario norteamericano y a la jefa de su diplomacia «a dejar de esconderse, y dar la cara» para responder a las graves acusaciones sobre el escandaloso proceder de sus funcionarios diplomáticos como facilitadores de contactos y trasiego de dinero entre el terrorista cubanoamericano Santiago Álvarez Fernández Magriñá, aún convicto en una cárcel estadounidense, y contrarrevolucionarios residentes en la Isla.
Pérez Roque enfatizó que esta «oscura trama» tiene tres elementos claves: el primero, la participación de diplomáticos de la Sección de Intereses de EE.UU. (SINA) en La Habana como enlace para los envíos de dinero de Fernández -Magriñá, y en ocasiones incluso su papel de «prestamistas en caso de apuro» para cuando se tardan estas remesas.
El documento para el juez, a favor del terrorista, se hizo en la Sección de Intereses. El segundo, particularmente grave, es la retribución ofrecida por los «beneficiados» a su «benefactor». El canciller cubano leyó un mensaje dirigido por Carmen Machado, representante e íntima amiga de Santiago Álvarez, a la cabecilla contrarrevolucionaria Martha Beatriz Roque, en el que le pedía «el gran favor» de que esta y otros más de su cohorte enviaran un documento en que explicaran que, en efecto, el mencionado sujeto ha apoyado, con la entrega de dinero a contrarrevolucionarios y a sus familiares, a la «lucha por los derechos humanos» en Cuba.
Dicho texto se presentó al juez James Cohn, quien lo procesó por los cargos de posesión ilegal de armas, obstrucción de la justicia y falsificación de documentos. El documento estaba dirigido a influir en una rebaja de la condena del terrorista, y solo sería visto por el magistrado y por los abogados del terrorista, no por el fiscal a cargo, lo que significa, además, conspirar contra la Fiscalía de Estados Unidos, a sabiendas de sus funcionarios en La Habana.
Según explicó el canciller cubano, el correo para hacer llegar la carta —cuyo original «se perdió»— fue, por supuesto, la propia SINA. Por ello, subrayó la gravedad de que diplomáticos de EE.UU. estén confabulados con mercenarios dentro de Cuba para rebajarle la condena al connotado terrorista. Estamos ante un nuevo eje: terroristas-diplomáticos-mercenarios, acotó.
Como tercer elemento, señaló que estos procederes de la Sección de Intereses de Washington se violan las leyes cubanas y norteamericanas, así como las convenciones y normas del derecho internacional, entre ellas la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, de 1961, que estipula que los funcionarios diplomáticos deben respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor y no inmiscuirse en los asuntos internos de ese Estado, mientras que «los locales de la misión no deben ser utilizados de manera incompatible con las funciones de la misión». Y la SINA, precisó Pérez Roque, se ha convertido en el Estado Mayor de los mercenarios.
Agotado y empacando el bultoEn otro momento, el Canciller cubano clasificó como «un show decadente, un discurso irrelevante y cínico», la intervención del presidente norteamericano George W. Bush ante un puñado de cubanoamericanos del sur de la Florida, en un acto celebrado en la Casa Blanca el 21 de mayo.Pérez Roque refirió que el discurso anticubano del miércoles, «ridículo y de mal gusto», es propio de un gobernante «agotado, que está empacando el bulto para irse a su rancho de Texas», y cuyos niveles de impopularidad son peores que los de Richard Nixon durante el escándalo Watergate.Bush ha desatado agresiones ilegales, ha defendido la tortura y los asesinatos. Avergüenza a los norteamericanos —aseguró—, y sus propios correligionarios (del Partido Republicano) le huyen. Es un apestado. Uno de los pocos grupos que todavía lo aplauden es la mafia cubanoamericana.El titular de la diplomacia cubana deploró el hecho de que, en la velada de la Casa Blanca, el mandatario puso a la altura de José Martí a un cantante de Miami, dos días después de conmemorarse la gloriosa caída en combate del Héroe Nacional de Cuba.«Es una grave ofensa a la dignidad del pueblo cubano. La condenamos y rechazamos», sentenció.
Un conteo de protecciónQue respondan por las actividades ilegales e injerencistas de su hombre en La Habana. A una pregunta de la prensa acerca de si las nuevas evidencias contra la Sección de Intereses de EE.UU. pudieran derivar en el cierre de esa oficina, el Canciller respondió: «Esperamos que el gobierno de EE.UU. se llame a capítulo y tome las medidas pertinentes para rectificar la conducta de sus diplomáticos en Cuba. Esto es un conteo de protección. Ellos sabrán qué hacer. No debe subestimarse la gravedad de los hechos denunciados».Sobre la eventual reacción de Cuba hacia los contrarrevolucionarios implicados en la recepción de dinero de parte de Álvarez Fernández-Magriñá, explicó que está en curso una investigación sobre terrorismo y subversión. «Hay que esperar que avance y concluya».Respecto al monto de los envíos de dinero, que un corresponsal extranjero estimó como «no muy alto», Pérez Roque señaló que el propio gobierno de EE.UU. ha informado sobre 45 millones de dólares, solo para este año fiscal, para financiar la subversión interna contra Cuba.En tal sentido, hizo notar que en Cuba, donde los contrarrevolucionarios no pagan por los servicios de salud, ni por la educación de sus hijos, ni alquiler, porque quizá son dueños de las casas que les entregó la propia Revolución, y donde parte de los alimentos que necesitan son fuertemente subsidiados, «200 dólares sí es dinero», más de diez veces el salario promedio, y la señora receptora de parte de estos envíos desde Miami, Martha Beatriz Roque, percibe 1 500 mensuales, «más de lo que muchos corresponsales que están aquí reciben de sus agencias».Pero más grave que la cantidad es la procedencia, dijo. «Recibir dinero del gobierno que bloquea a su patria, que quiere matar de hambre y enfermedad a su pueblo, para ayudarlo a aplicar la ley Helms-Burton», es lo peor.Ese dinero, dijo, está manchado de sangre, al provenir de un terrorista, un individuo que atacó el poblado de Boca de Samá, «donde asesinaron a varios compatriotas; donde dejaron sin piernas a aquella muchacha que dijo en un acto público: Nunca más pude ser feliz en mi vida, no me pude poner los zapatos al cumplir los 15 años»; un hombre que participó en uno de los intentos de asesinar a Fidel, «y cuya voz se oyó aquí diciendo (a un mercenario): “¡Tira las laticas (los explosivos) y vuela Tropicana!”.«En la guerra norteamericana por su independencia de Inglaterra, y en todas las guerras, eso se castiga severamente», afirmó. «Cuba es un país en guerra, sometido a una guerra no declarada, económica, mediática, psicológica, política, y es un grave delito el que cometen».