La erosión causada por la lluvia esculpió los acantilados en torno al cráter. Autor: BBC Publicado: 06/02/2019 | 01:02 pm
Una isla volcánica que emergió en el océano Pacífico en el año 2015 y que forma parte del archipiélago de Tonga, ha sorprendido a los científicos de la NASA que confiesan haberse sentido como niños despistados al visitarla.
Dan Slayback, un investigador de la NASA, relató así su experiencia al visitar la isla que ha acaparado la atención científica, «Me sorprendió cuan valioso fue estar en persona en la isla. Cuando estás allí ves claramente qué sucede con el terreno».
Desde su nacimiento había despertado el interés de científicos de la NASA y para estos estudiosos, comprender cómo se forman y cambian las islas en la Tierra puede ofrecer pistas sobre la interacción entre terrenos volcánicos y antiguas fuentes de agua en Marte.
Los investigadores de la NASA venían monitoreando la isla a través de satélites, pero la realidad puede ser muy distinta de las imágenes captadas en forma remota.
Cuando Slayback junto a un investigador de Tonga y científicos y estudiantes de la Asociación de Estudios Marinos, Sea Education Association - un programa de exploración oceánica para estudiantes universitarios basado en Woods Hole, Massachusetts- llegaron a la nueva isla, se encontraron con un paisaje muy diferente al esperado.
La isla es tan nueva que no tiene nombre y es descrita simplemente como HTHH, que representa la combinación del nombre de dos islas cercanas, Hunga Tonga y Hunga Ha'apai.
Gravilla negra
«La mayor parte de la isla es como una gravilla negra, no lo llamaría arena porque las piedras son del tamaño de una arveja», señaló Slayback, científico del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Maryland.
«Casi todos llevábamos sandalias y era muy doloroso cuando las piedras se metían bajo la planta de los pies», relató el investigador en un blog de la NASA .
«Y hay como una arcilla que se extiende desde el centro. En las imágenes por satélite ves este material de color bastante claro, es lodo arcilloso».
«Es muy pegajoso. Cuando lo vimos no sabíamos lo que era y su origen aún me desconcierta. Porque no se trata de ceniza volcánica».
El lodo no fue la única sorpresa para los investigadores
Slayback y los estudiantes fotografiaron la vegetación que está colonizando el terreno y que probablemente creció de semillas que llegaron a la isla en las heces de aves.
Incluso una lechuza, probablemente residente en la vegetación de islas cercanas, hizo una aparición durante la visita.
Los científicos también hallaron aves llamadas gaviotines sombríos o charranes sombríos (Onychoprion fuscatus), que se refugiaban en depresiones del terreno en torno al cráter.
Las hondonadas en los acantilados en torno al cráter constituyen otro misterio.
«La erosión causada por la lluvia en la isla es mucho más rápida de lo que imaginaba».
Drones y unidades de GPS
La isla es especialmente interesante porque sólo hay tres islas nacidas de erupciones en los últimos 150 años, incluyendo a HTHH, que han sobrevivido más de unos meses a la poderosa erosión del océano.
Los investigadores y estudiantes recogieron muestras de rocas de la isla y realizaron mediciones del terreno con drones y unidades de GPS.
De vuelta en su laboratorio en el centro Goddard, Slayback trabaja ahora en un modelo 3D de la isla para determinar su volumen y espera regresar a la isla el año próximo en busca de pistas que permitan resolver algunos de sus muchos misterios.