M.C.: Llevamos poco tiempo y nos amamos mucho. Pero hay una posición en el sexo que no le produce placer porque le parece repulsiva, en cambio a mí no me desagradaría practicarla. A él le agobia creer que no pueda llegar al clímax o sentir las mismas sensaciones que en otras posiciones. He intentado explicarle que no hay nada malo y que lo intentaremos de diversas formas, pero no lo convenzo. ¿Qué puedo hacer?
No le produce placer e incluso le causa asco aquella posición que sueñas como predilecta. Ambos parecen atrincherados en su postura, sin conceder demasiado valor a la del otro.
Este podría ser una de los tantos desencuentros propios de toda relación. En los primeros tiempos son muchos los acuerdos y concesiones necesarios para que se estabilice el vínculo.
Aún deben hablar mucho de sus fantasías, miedos, sugerencias, hasta encontrar posiciones en las que ambos disfruten amarse. Más allá de convencer, podrían converger en algún otro punto de vuestro universo erótico.
Es propio de las parejas jóvenes ir armando su lecho de amor. Aun así, pudiera fracasarse en el intento. Por eso vale preguntarse por el deseo del otro al apostar por un proyecto de amor conjunto sin renuncias al deseo propio.
Él podría intentar dilucidar este asco por esa posición que una mujer puede desear. Podría asistir a una consulta, pero esa es una decisión personal.