V.I.: Tengo una bebé de 22 meses de nacida y una inseguridad muy grande al no saber cómo ser madre y cómo aplacar un poco la soledad en la que siempre he estado sumida. La relación con su papá fue el mejor encuentro que me haya sucedido, pero todo acabó al quedar embarazada. Ahora mi hija crece sin saber qué es un padre. Me debato entre ser una buena madre y al mismo tiempo sobrevivir en mi medio. Siempre tuve dificultades para tener una relación. Las que pude iniciar acababan antes de empezar. En ocasiones me siento muy sola porque no puedo hablar con mi niña, aunque sea el mejor aliciente que tengo. ¿Es acaso muy egoísta de mi parte sentir la necesidad de alguien a mi lado que me diga que todo está bien, me brinde su apoyo y me llegue a querer? Tengo 29 años.
Me parece bien que busques ayuda especializada para analizar cómo encuentras la soledad cuando quieres tanto mantener una compañía. Será muy útil ubicar el punto donde se desanuda el lazo que creías realizado cuando tuviste «encuentros» o «inicios» truncados rápidamente.
Es humano querer enlazarse a otros para sortear las faltas de la existencia. El amor no es el único modo, pero ha mostrado ser muy efectivo para paliar dolores cuando vemos lo que no está bien y nos sentimos vulnerables. Tu hija te acompañará, pero ella no será tu pareja amorosa, por eso no me parece egoísta que busques ese otro tipo de compañía.
Ser mamá es un saber que se construye en el día a día mediante la intuición, la experiencia previa, los conocimientos acumulados; actuando y rectificando a partir de efectos encontrados. Si tu hija crece saludable psicológicamente es que sabes cómo ser madre, aunque desconozcas tu sabiduría.
Mariela Rodríguez Méndez, máster en Psicología Clínica y Psicoanalista
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