Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Me rindo a tus pies

La fascinación erótica por los pies es una variante de conducta sexual bien documentada desde civilizaciones muy antiguas

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

Y el pelo dice «no puedo» /

y el sol dice que él «se planta»/

y un pez, que ya no se aguanta, /

empieza a lamerte un dedo. 

Alexis Díaz-Pimienta

 

Un pie tiene 26 huesos, 33 articulaciones, casi cien músculos diminutos y una red millonaria de canales energéticos, arterias y nervios finísimos que se conectan con todo el cuerpo y lo reproducen en un mapa biológico, utilizado por la Reflexología con fines curativos.

Desde la cuna descubrimos que es muy agradable tocar los pies. Además de aliviar malestares en varios órganos puede mejorar el estado de ánimo en general y predisponer para otras caricias, pues el área del cerebro que procesa los estímulos en esa zona colinda con la que procesa la estimulación de las manos y los genitales, según demuestran los estudios modernos de Imagenología.

Contemplar pies ajenos en espacios públicos o privados, acariciarlos, morderlos, besarlos, caminar sobre la pareja o usar zapatos elegantes son prácticas eróticas comunes, que no clasifican como parafilia mientras no sean evaluadas como excesivas por quien las disfruta o sus parejas.

Desde lo cultural, el morbo asociado a los pies y tobillos puede tener el mismo origen que con los senos femeninos, los glúteos y los genitales, zonas que hasta mediados del pasado siglo se mantenían bastante tapadas y en las que la moda suele lucirse recreando o falseando formas y tamaños.

Esa fascinación erótica por los pies, llamada Podofilia (Footjob en inglés), es una variante de conducta sexual bien documentada desde civilizaciones muy antiguas. En la actualidad se enfoca como problema de salud solo si se manifiesta como un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) que impide a la persona disfrutar sus relaciones por otras vías o la impele a cometer delitos contra la propiedad o la integridad corporal ajena.

Suele decirse que es un fenómeno de hombres, pero eso tal vez responda a que apenas se haya estudiado como fetiche femenino, por no ser un mercado tan atractivo en un mundo donde el sexo sigue narrándose a partir de conceptos que priorizan el placer masculino, ya sea activo o pasivo.

Como parafilia puede tener dos salidas: parcialismo (deseo reducido a una porción del cuerpo) si la obsesión es con el pie en sí mismo, y fetichismo, si la  fantasía intensa involucra zapatos, medias, esmaltes de uñas, tatuajes y otros adornos para usar de los tobillos hacia abajo. Ambas conductas llevan una mirada diferenciada por parte de la Sicología y la Sexología.

La siquiatra Elvia de Dios, especialista del Cenesex y experta en temas de parafilia, explica que esos intereses surgen a partir de vivencias en la infancia que marcan subjetivamente la experimentación de un goce fuera de lo que culturalmente se considera «la norma», primero de manera general y luego más asociado al erotismo.

Mientras no afecten la autopercepción de los individuos ni produzca malestares en las parejas, no precisan tratamiento sicológico o medicamentos, pero a veces se asocian a otras conductas cuestionables, como robar las prendas, asaltar, acosar u obligar a las parejas a cumplir rituales que les resultan repulsivos o fastidiosos.

En algunas ciudades europeas y latinas se han puesto de moda organizar fiestas para esta celebración de pies. Lo interesante es que no siempre la práctica deriva en coito, porque a veces la excitación termina donde mismo empieza.

La industria pornográfica explota estos gustos para aumentar sus ganancias y de paso perpetúa el imaginario patriarcal de dominación al exponer pies hermosos que caminan sobre superficies quemantes, heladas o vidriadas, cuando no los torturan directamente con azotes, cigarrillos o cera caliente, los envuelven en comida o los atan para hacerles cosquillas sin posibilidad de retirarse.

En cuanto a las redes sociales, si alguien te pide especialmente fotos de tus pies, valora qué puede haber detrás y qué camino tomarán luego sin tu consentimiento.  

Pisa, besa, posa… 

Los juegos sexuales que involucran los pies son variables. Uno de ellos es el aretifismo, que consiste en estrecharlos con las piernas o brazos. Otros se han popularizado por sus nombres en inglés, de los cuales compartimos algunos: 

 

Trampling: Pisadas sobre el cuerpo, con o sin zapatos. 

Tickling: Hacerles cosquillas con o sin objetos. 

Barefoot: Acariciar y lamer pies descalzos. 

Footworship: Adoración de los pies de la persona dominante. 

Footjob: masaje genital con los pies. 

Toejob: masturbar con los dedos de los pies. 

Solejob: Frotar planta contraplanta. 

Shoejob: sexo con zapatos puestos, puede ser Bootjobsi (con botas), Heeljob (con tacones), Sandaljob (con sandalias) y Sockjobsi, que incluye medias o calcetines (lavados o sucios).

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