Una joya en fusión de funciones, todo indica que marca el inicio de un camino en las telecomunicaciones y las nuevas tecnologías.
Teléfono celular, cámara fotográfica, reproductor de video y música, receptor televisivo, agenda personal, localizador GPS, navegador de internet, correo electrónico. Todo eso y mucho más tiene el iPhone, el nuevo teléfono de Apple Computer, que ha provocado una verdadera euforia en el mercado.
Apenas dos semanas después de su lanzamiento oficial, el 29 de junio, la empresa ya ha comercializado más de 700 000 copias del equipo, según algunos consultores, convirtiéndose en el teléfono celular más vendido en menos tiempo de toda la historia.
La «fiebre iPhone», como algunos denominan al fenómeno, es mucho más rara si se tiene en cuenta que Apple ha comercializado solo dos modalidades de teléfono a precios bastante caros, uno a 499 dólares y otro a 599, y además solo pueden utilizarse en Estados Unidos, debido a un acuerdo entre la corporación y la telefónica AT&T.
Nada parece detener a los fanáticos, quienes han hecho largas colas en las tiendas donde se expende el novedoso producto; mientras todos los críticos en tecnología coinciden en que, independientemente del fuerte contenido propagandístico, el telefonito es de verdad una «joya» en integración de tecnologías.
TODO EN UNOQuizá la clave del éxito de iPhone, más allá de sus indudables posibilidades, sea haber interpretado el deseo de mucha gente de descomplejizar una vida llena de artefactos de todo tipo.
Al igual que al ET de Spielberg, a los humanos pudieran agrandárseles la yema de los dedos de tantos botones y controles que a diario debemos operar. Para encender o apagar la luz, un ventilador, aire acondicionado, televisor, reproductora de música, llamar por teléfono, escribir en la computadora... Toda nuestra vida cotidiana gira alrededor de teclas y botones, todas separadas en diferentes mandos, al punto de que puede ser difícil a veces discernir cuál es el que necesitamos.
Apple Computer ha interpretado de forma sui géneris esta tragedia cotidiana, integrando múltiples equipos en uno solo: el iPhone. La gran productora de computadoras, famosa por sus máquinas potentes y sobre todo pensadas de forma ergonómica, para hacer más fácil y menos dañino el trabajo, ya había dado un puntillazo anterior al lanzar el iPod, su conocido reproductor de música.
Con una primera variante capaz solo de reproducir sonidos digitales, el iPod pronto pudo visualizar películas, fotos, y hasta servir como cámara para dejar plasmado en imágenes o videos cualquier instante. Además se le agregó la utilidad de descargar música de internet, dándole capacidad de conexión inalámbrica, lo cual fue el paso anterior a convertirlo en teléfono móvil.
PANTALLA AL TACTOLo que más asombra a todos los que han usado hasta el momento el iPhone es su aparentemente asombrosa sencillez, y a la vez la novedad de la interacción con el usuario. Y es que el aparato, a diferencia de otros celulares, no tiene teclas en el sentido exacto del término.
Todo se reduce a una pantalla de cristal líquido, sensible al tacto, donde la persona elige de antemano qué función va a utilizar y pulsa el ícono correspondiente. Así puede hacer una llamada telefónica, consultar su agenda, tirar una foto o filmar un video, ver el estado del tiempo, verificar su correo, navegar por internet o simplemente sintonizar un programa de televisión digital.
Para darle todavía mayores prestaciones, el aparato gira la imagen de la pantalla de acuerdo a la posición que se le dé al teléfono. Esto implica que si está visualizando las fotos que tiró y prefiere verlas horizontales, solo tendrá que poner el teléfono de esa forma, para que la imagen en pantalla gire por sí sola.
Las múltiples prestaciones del equipo han hecho que muchos lo consideren el antecesor directo del «multipropósito móvil», un sueño tecnológico desde hace mucho tiempo, que pretende crear un mando universal que lo controle todo, y que hasta ahora solo se ha visto en algunas películas de ciencia ficción.
No obstante, el iPhone no está muy lejos. En primer lugar porque posee una capacidad de almacenamiento de hasta 8 gigabytes de información, lo que implica que se puede llevar tanta información en él como la que tiene toda la Enciclopedia Virtual Encarta 2007.
Además, como cada vez son más los bancos en internet, desde el teléfono se puede acceder a una cuenta, pagar un servicio, o utilizar el Google Maps que brinda la posibilidad de encontrar el hospital más cercano, una tienda o simplemente una calle desconocida.
PIRATAS AL ABORDAJELa gran limitante del nuevo teléfono móvil es quizá el férreo monopolio que han construido Apple Computer y AT&T en torno a su uso. Según las condiciones para su explotación, quien lo adquiera debe firmar un contrato con la telefónica, operadora exclusiva del equipo como dispositivo de comunicación, con lo cual se limita por el momento su uso solo a Estados Unidos.
Aun así, ya hay piratas informáticos que se las han arreglado para reírse en la cara del supuesto control, primero descifrando parte del código de uso del equipo, gracias a lo cual, excepto como teléfono, pueden usarse todas sus otras funciones, incluso si se está fuera de las fronteras norteamericanas.
El fenómeno del plagio no se queda ahí, pues ya en varios países asiáticos han surgido las primeras «copias» del iPhone, como mismo sucedió anteriormente con su hermanito menor el iPod, que de ser un equipo exclusivo hoy se ha convertido en una bagatela comercializada bajo otras marcas por decenas de empresas en el mundo.
A esto hay que unirle que, ante el gran éxito de mercado, ya Apple y AT&T estudian cómo extender la franquicia del dispositivo de comunicación a otros países, estableciendo acuerdos con otros operadores de telefonía, en un intento por evitar perder potenciales clientes de un negocio que se pinta muy jugoso.
Tan es así que las acciones en la Bolsa de Nueva York de Apple, eterna rival de Microsoft e IBM, se dispararon en las últimas semanas, incluso antes de que su creación viera la luz, pues los inversionistas adivinaron con buen tino que el dinero correría cuando el iPhone comenzara a desandar las calles.
MÁQUINA DEL TIEMPOMás allá de plagios, monopolios, euforias, propagandas mercantilistas y hasta cierta dosis de esnobismo por estar a la última, todo indica que el iPhone ya concretó el inicio de un nuevo camino en las telecomunicaciones y las nuevas tecnologías.
La fusión de funciones, aunque parezca un retruécano lingüístico, es una realidad del mundo virtual, en que cada vez más la interconexión y la multifuncionalidad se están convirtiendo en pautas que rigen las nuevas criaturas tecnológicas.
A lo mejor es algo exagerada la «fiebre iPhone», hija en buena medida de una propaganda comercial que ha gastado posiblemente más dinero en promover el equipo que en crearlo. Pero el camino abierto sí es real.
Posiblemente no esté muy lejos el día en que suceda como en el filme Clic, protagonizado por el comediante Adam Sandler, donde un ocupado arquitecto recibe un mando único que lo controla todo. Hasta el tiempo.