En temas de televisión extranjera siguen gustando enormemente la ciencia ficción y las fantasías sobrenaturales, como es el caso de esta atractiva serie del canal de televisión por cable Freeform
Mucho habían demorado, con su mitológico encanto, en convertirse, con este «nuevo estilo», en las principales protagonistas de una serie televisiva, hasta que el canal de televisión por cable Freeform vio un filón (2018) en esos fascinantes seres que habitan en el mar con cabeza y torso humanos y extremidades inferiores de pez. Así nació Sirena (Siren), cuya tercera temporada ya ha sido anunciada (Multivisión transmite la segunda los sábados al finalizar Multicine, a razón de dos capítulos semanales), a pesar de que la audiencia ha ido descendiendo en comparación con la tanda inaugural de episodios.
De cualquier manera, siguen gustando enormemente la ciencia ficción y las fantasías sobrenaturales al estilo de Juego de Tronos, The Walking Dead, Westworld… lo cual hace que aún muestre cifras de recepción para nada desestimables esta historia que transcurre en Bristol Cove, una ciudad costera imaginaria cuyos creadores, Dean White (Los 100) y Eric Wald, ubicaron en Washington. Se trata de una localidad que a diario atrae a cientos de visitantes interesados por una leyenda que la señala como antiguo hogar de sirenas.
Fundada por el capitán Charles H. Pownall, en Bristol Cove vive uno de sus descendientes, Ben (Alex Roe), biólogo marino como su novia Maddie (Fola Evans-Akingbola), quienes trabajan en un centro de recuperación de especies autóctonas. Serán ellos dos con quienes contacte Ryn (Eline Powell), una joven que apenas puede hablar y que aparecerá justo después de que un helicóptero militar se lleve a una extraña criatura (la poderosa Donna, interpretada por Sibongile Mlambo) que ataca a un marinero cuando es capturada de forma accidental por las redes de un pesquero.
De ese modo inicia esta ficción, la cual une en la búsqueda de la verdad no solo a Ryn, Ben y Maddie, sino también a un pescador de aguas profundas nombrado Xander (Ian Verdun) y a Helen (Rena Owen), experta en folclor local. Algo extraño está sucediendo en el pueblo y ellos quieren descubrirlo...
Clasificada como una serie verde al abogar, a través de su conflicto principal, por el respeto a la naturaleza y a lo diferente, al parecer Sirena no persigue mucho más que entretener, sacándole provecho al interés que despiertan la acción y el suspenso (solo muy al principio), mezclados con la efectiva, como ya sabemos, fantasía sobrenatural, y consiguiendo conectar con un público mayoritario que la ha preferido ante otras propuestas más ambiciosas.
Aquí El señuelo (The Lure), como se tituló uno de sus capítulos iniciales, ha estado en atraer sobre todo a los jóvenes, sin perder de vista a la familia en general. En ese sentido, el primer tanto que este dramatizado se anotó a su favor fue explotar la seducción que históricamente han ejercido estas enigmáticas figuras en los seres humanos, dejando a un lado esa visión angelical con la cual han sido retratadas en la gran pantalla y en otras series para retomar aquella mitológica en la que se presentan como criaturas magnéticas y bellas, capaces de cautivar a los marineros con sus dulces voces para conducirlos a la muerte. Efectivamente, en Sirena, Ryn, Donna y el resto de su equipo son auténticas depredadoras que salen a proteger, sin escatimar violencia, ese mar que les pertenece, tan amenazado por el hombre.
Pero «sorprender» a los espectadores con esta otra tónica de las sirenas no fue la única estrategia que siguió la serie a la hora de intentar sumar seguidores, sino que apostó por el indiscutible llamativo físico de sus protagonistas, empezando por la hermosa Eline Powell, cuyo exotismo ha sido trabajado y amplificado por logrados efectos especiales que sin dudas tienen un peso fuerte en la producción.
Volviendo a la actriz belga, hay que decir que encaja en este rol sin demasiadas exigencias, pero que posee un tilín más de magia que el resto de sus compañeros de reparto, a los cuales cuesta encontrarles alguna sustancia.
El guion no llega lejos ciertamente: no hay solidez en el relato, las situaciones son demasiado predecibles y para colmo se desarrollan de manera muy lineal, mientras los diálogos están escasos de encanto.
Poco de novedoso tiene esta propuesta de Freeform que comprara HBO, a pesar de que al debutar en la pequeña pantalla se situara como su estreno más visto en 2018, y que se volviera popular, según las estadísticas publicadas no solo para los adolescentes, sino también entre mujeres de 18 a 34 años de edad; en el caso de estas últimas, tal vez porque agradecen las series en las cuales resulta evidente el protagonismo femenino con personajes como el que interpreta Eline Powell, dispuesta a defender su comunidad con aletas y afilados dientes.
Inconfundible producto comercial y ligero, con poco novedoso que mostrar, si llegas a Sirena con mayores pretensiones que espantar el aburrimiento, entonces creo que lo mejor es que no te dejes engatusar por este canto que quiere endulzar los oídos, y procura bañarte en otra playa.
La serie australiana Tidelands.
En marzo de 2018 se estrenó Sirena y en diciembre de ese mismo año salió a la luz Tidelands (La tierra de las mareas), primera serie australiana de la mano de Netflix, escrita por Stephen M. Irwin y Leigh McGrath, dirigida por Catriona Mackenzie. Pero ha habido otras entregas también exitosas en la televisión como H2O y su spin-off, Las sirenas de Mako, y donde le dan la bienvenida a ¡un sireno! Si nos vamos al cine, tal vez los títulos más populares han sido La forma del agua, de Guillermo del Toro; The Lure, de Agnieszka Smoczynska; Un, dos, tres… Splash, de Ron Howard (con Tom Hanks y Daryl Hannah); y, por supuesto, La Sirenita, la adaptación del cuento de Hans Christian Andersen, protagonizada por Ariel, la hija pequeña del rey Tritón.
Según sus realizadores, en cada episodio de Sirena hay entre cien y 110 planos retocados con trucos digitales: desde la creación casi completa de las sirenas a través de CG (Computer Graphics: campo de la informática visual donde se utilizan computadoras para generar o modificar imágenes o videos) hasta incluir escenarios en el que se mueven los personajes. Aquí para dar vida a estos seres mitológicos se remplaza a la actriz por completo, con excepción de su cabeza. «Hay muchas series que incluyen monstruos y criaturas creadas por ordenador, pero nosotros tomamos las expresiones faciales de un actor y las utilizamos. Todo lo que ves por debajo del mentón es digital», ha explicado Mark Savela, supervisor de efectos especiales.