La sensación de hormigueo y adormecimiento en manos y pies es una molestia común que puede ser muy desagradable cuando se presenta con frecuencia. Aunque a menudo le hacemos poco caso, es importante recordar siempre que también podría ser algo mucho peor
La sensación de hormigueo y adormecimiento en manos y pies es una molestia común que puede ser muy desagradable cuando se presenta con frecuencia. Aunque a menudo le hacemos poco caso, es importante recordar siempre que también podría ser algo mucho peor.
En algún momento todos hemos experimentado esa sensación de cosquilleo en los miembros superiores e inferiores, como si cientos de pequeños objetos nos estuviesen pinchando. Al ocurrir, la piel se siente un poco entumecida y pareciera que no pudieras sentir nada, más allá del hormigueo.
La anatomía describe la existencia de nervios por todo el cuerpo, como autopistas biológicas cuyo trabajo es transmitir información entre el cerebro y el resto del organismo.
Si se pone demasiada presión sobre uno de tus brazos o piernas, podrían pellizcarse los nervios que las recorren, lo cual constriñe el flujo sanguíneo, causando la sensación de hormigueo.
Al mismo tiempo, se podría estar poniendo demasiada presión sobre los vasos sanguíneos que irrigan esos nervios, como si prensaras una manguera para impedir que fluya el agua.
Eso provoca que tu cerebro quede privado de la información que espera de esos conjuntos de nervios. Y los propios nervios no están recibiendo la sangre oxigenada que necesitan desde el corazón.
Luego, al aliviarse la presión, la sangre fluye de vuelta a tu extremidad y los nervios comienzan a disparar información hacia y desde el cerebro.
Sin embargo, no todas las sensaciones de cosquilleo y adormecimiento son temporales. La parestesia crónica puede ocurrir como parte de una variedad de desórdenes neurálgicos o a raíz de una lesión nerviosa especialmente traumática, y es un síntoma que puede causar complicaciones de la enfermedad subyacente o causa primaria.
Por ejemplo, los individuos con parestesias pueden tener dificultades en la deambulación o elementos de agarre en sus manos cuando una extremidad en particular se ve afectada.
Las personas con problemas de sensibilidad pueden ser incapaces de detectar una lesión (por ejemplo, quemadura, herida por punción), lo que puede resultar en una infección potencialmente mortal. La pérdida de la sensibilidad en los pies puede dar lugar a un aumento del riesgo de caídas.