Muchos animales detectan el campo magnético de la Tierra —fenómeno conocido como magnetorrecepción— lo que les ayuda a orientarse y gracias a ello llevan a cabo largos viajes migratorios.
Aunque todavía no están claros los mecanismos mediante los cuales pueden realizar esos extensos trayectos, se sabe que una proteína sensible a la luz, llamada criptocromo, juega un papel esencial en ayudar a detectar el campo magnético del planeta.
Se pensaba hasta hace poco que el hombre carecía de ese sentido de detección. Sin embargo, una nueva investigación encontró que el ojo humano contiene un compuesto sensible a la luz que puede percibir el magnetismo del planeta. Esta se realizó en la Escuela Médica de la Universidad de Massachussets, Estados Unidos, y se llevó a cabo con moscas de la fruta, según declaraciones de uno de los estudiosos, el doctor Steven Reppert, publicadas en la página digital de BBC dedicada a Ciencia y Tecnología.
«Logramos colocar proteínas de otros animales en la mosca para observar si, en sus diferentes formas, estos compuestos realmente funcionan como magnetorreceptores», añadió Reppert, pero «pensamos que la más importante para estudiar era la proteína del ser humano».
Los investigadores hallaron que las moscas con la proteína humana pudieron detectar y responder a la fuerza eléctrica generada por el campo magnético.
Esto, asegura Reppert, podría abrir la puerta para investigaciones más amplias, las cuales deberán llevarse a cabo a nivel conductual «debido a la naturaleza de la recepción humana al magnetismo que, si existe, reaccionamos a ella sin saber que realmente lo estamos haciendo».