Carilda
Tengo el cabello rubio; de noche se me riza.
Beso la sed del agua; pinto el temblor del loto.
Guardo una cinta inútil y un abanico roto.
Encuentro ángeles sucios saliendo en la ceniza.
Cualquier música sube de pronto a mi garganta.
Soy casi una burguesa con un poco de suerte:
mirando para arriba el sol se me convierte
en una luz redonda y celestial que canta.
Uso la frente recta, color de leche pura,
y una esperanza grande, y un lápiz que me dura;
y tengo un novio triste, lejano como el mar.
En esta casa hay flores, y pájaros, y huevos,
y hasta una enciclopedia y dos vestidos nuevos,
y sin embargo, a veces…¡qué ganas de llorar!
Ovillejo
¿Qué pido para vivir?
Morir
¿De qué muero sin dolor?
De amor.
¿Y qué es amor para el ser?
Nacer.
Lo jura aquí una mujer
que con mucha vida está:
de amor murió, pero ya
morir de amor es nacer.
Cuando vino mi abuela
trajo un poco de tierra española.
Cuando se fue mi madre
llevó un poco de tierra cubana.
Yo no guardaré conmigo
ningún poco de patria:
la quiero toda
sobre mi tumba.