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Sagitario A*, la nueva joya de la Astronomía

El logro de imágenes de agujeros negros a partir de un complejo de telescopios revive la teorización de Einstein

Autor:

Iris Oropesa Mecías

El pasado 12 de mayo una noticia científica alcanzó tanto revuelo que desató una ola de réplicas, artículos, conferencias en vivo, y hasta los ya tradicionales memes.

Incluso, si usted no es un aficionado de la ciencia, es muy probable que se haya topado en sus redes sociales con algún meme sobre esta imagen de un círculo dorado con un hoyo en su centro, o al menos, eso es lo que se alcanza a ver a simple vista.

Si nos detenemos a preguntar el porqué de tanto revuelo, descubrimos que se trata de la primera imagen del agujero negro Sagitario A*, el gran agujero negro que reside en el centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea.

Seis conferencias simultáneas tuvieron lugar en todo el mundo para revelar esta primera imagen de Sagitario A*, una fotografía tomada por los científicos de la colaboración EHT (Event Horizon Telescope) y solo posible tras enormes esfuerzos y cooperación científica internacional.

¿Exageran los medios con esta simple imagen borrosa? Acerquémonos para averiguar cuán importante o no puede ser este retrato para astrónomos y la  ciencia en general.

El Difícil Sagitario A*

En 2019, tal vez usted recordará, tratamos en esta misma columna sobre una imagen similar, aquella vez era la de otro agujero negro 1500 veces más grande: el que hay en el centro de la galaxia M87, a 55 millones de años luz de distancia. Ese fenómeno astronómico tiene una masa que equivale a la de 6500 millones de soles, mucho más que Sagitario A*, que tiene cuatro millones de masas solares y que además está mucho más cerca, a escasos 27 000 años luz de nosotros.

La foto, en esa ocasión, era resultado del mismo equipo que que ahora alcanza este avance.

Ahora, confiesan los implicados en el proyecto, increíblemente ha sido mucho más difícil conseguir la imagen de este agujero negro de nuestra galaxia, que la del distante.

La principal razón es la posición de la Tierra con respecto a Sagitario A*. Entre nosotros y el agujero negro central de la Vía Láctea, en efecto, se alza una especie de barrera hecha de miles de millones de estrellas y de enormes y oscuras nubes de polvo y gas, muy abundantes en las regiones centrales de la galaxia, que no nos permiten distinguir lo que hay detrás, explicaron a los medios los principales implicados en el proyecto.

Aun así, los científicos de la colaboración Event Horizon Telescope (EHT), lo han conseguido, lo que resultó un éxito sin precedentes.

Event Horizon Telescope: Un telescopio para todos

El EHT es un telescopio virtual que tiene el tamaño de nuestro planeta, a partir de conjugar las capacidades de ocho grandes radiotelescopios repartidos por todo el mundo, cuyas imágenes, combinadas, logran espectaculares visiones únicas de los fenómenos astronómicos.

A primera vista, no es más que una foto borrosa, una especie de «rosquilla» con un centro oscuro. Pero sería un error calibrar una imagen de este tipo de fenómenos teniendo en mente las imágenes diarias a las que estamos acostumbrados.

De hecho, detrás de las imágenes del EHT hay años de trabajo y más de 300 personas de instituciones científicas de todo el mundo, y más allá del esfuerzo, también hay que hablar de la enorme relevancia para los estudios astronómicos que esta foto puede aportar, al revelar uno de los aspectos más desconocidos del funcionamiento del universo en que vivimos.

Además, se trata de la imagen inicial de un proyecto que espera traer muchas más de este tipo, y complementar así estudios que de otro modo serían imposibles, o simplemente teóricos.

En el futuro, a través de un proceso de mayor refinamiento de los equipos usados, tanto a nivel de hardware como de software, las imágenes serán cada vez más claras y enfocadas, y también se espera lograr videos con los que observaremos por primera vez directamente cómo la materia cae y desaparece para siempre al centro de los agujeros negros, uno de los misterios científicos más apasionantes.

Novedades y sueños

Uno de los aportes científicos indiscutibles de esta hazaña es haber logrado, por fin, algo que se ha estudiado durante varias décadas por métodos indirectos y matemáticas complejas.

Ahora, más de un siglo después de que la Teoría de la Relatividad General de Einstein insinuara la existencia de los agujeros negros, esas regiones muy densas finalmente nos muestran su rostro.

Para encontrarlos, los astrónomos han rastreado durante décadas las órbitas de incontables estrellas alrededor de masivas compañeras invisibles, suponiendo siempre que los agujeros negros eran los responsables de esos movimientos erráticos. Pero es justo en los últimos tres años que alcanzan a ver con sus propios ojos estas maravillas.

Ni siquiera el propio Einstein estaba ciento por ciento seguro de la existencia de estos gigantes fenómenos, más allá de su teorización. Esta realidad se hace tangible ahora que con una imagen en la mano, todo eso se podrá estudiar cual  objeto físico real, y no solo como una serie de complicadas abstracciones matemáticas. Se supera así un largo siglo de teorizaciones abstractas.

De hecho, la estructura revelada en la imagen de Sagitario A* ayudará a confirmar la precisión de la relatividad general y, quizá, revelará también cómo el material que hay alrededor de un agujero negro a veces cae en él y otras adquiere la energía necesaria para alejarse en forma de enormes chorros en espiral.

Algunas de las investigaciones que recién comienzan a esbozarse, gracias a estas nuevas imágenes, al decir del divulgador científico José Manuel Nieves, abordan a escala del horizonte de los agujeros negros, la frontera invisible de la que nada, una vez cruzada, puede volver a escapar. «A partir de ahora, será posible hacer un montón de nuevas preguntas que antes ni siquiera se podían concebir», nos detalla.

Y es cierto. Esta imagen es más que una imagen. Se trata de una puerta que se multiplica y abre a cientos de nuevos caminos al conocimiento humano.

Telescopios que forman parte del EHT, distribuidos en diferentes puntos del planeta. Foto: AFP

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