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Meteoritos reavivan teoría de la Panspermia

La presencia de azúcares esenciales para el surgimiento de vida apunta nuevamente a la polémica proposición sobre la llegada desde el espacio

 

 

Autor:

Iris Oropesa Mecías

UN grupo de expertos dirigido por Yoshihiro Furukawa, de la Universidad de Tohoku, en Japón, ha generado noticias este noviembre con su análisis de las muestras en polvo de dos meteoros llamados condritos que mostraron contener carbono incluido NWA 801, una materia presente en la vida.

Los meteoritos cayeron en Australia en 1969, y en Marruecos en 2001, pero fue recientemente durante una investigación cuyos resultados fueron publicados en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, cuando los científicos descubrieron moléculas de azúcar arabinosa y xilosa, así como rastros de ribosa.

Los azúcares fueron hallados al analizar muestras en polvo de los meteoritos con la técnica de espectrometría de masas por cromatografía de gases, que identifica moléculas por su masa y carga eléctrica.

Azúcar explosivo

Jason Dworkin, investigador del Centro Goddard, de la NASA, uno de los autores del nuevo estudio, ha asegurado, según BBC, que el descubrimiento puede apuntar a la hipótesis evolucionista de que reacciones químicas en los asteroides, de los que se originan muchos meteoritos, pueden generar algunos de los ingredientes clave para la vida. De ser así, los científicos que apuestan por esta tesis creen que el bombardeo de meteoritos en la Tierra podría haber contribuido al origen de la vida, al suministrar ciertos componentes básicos.

«La investigación proporciona la primera evidencia directa de ribosa en el espacio y la llegada de ese azúcar a la Tierra. El azúcar extraterrestre podría haber contribuido a la formación del ácido ribonucleico (ARN) en la Tierra prebiótica que posiblemente condujo al origen de la vida», señaló la NASA, en un comunicado.

La abundancia de ribosa y otros azúcares iba de 2,3 a 11 partes por mil millones en NWA 801, y de 6,7 a 180 partes por mil millones en Murchison.

La arriesgada hipótesis que se ha desprendido de estos resultados sobre la preexistencia del ARN en lugar del ácido desoxirribonucleico (ADN) en los albores de la vida es el segundo tema más relevante del estudio. Los científicos que sostienen la idea de meteoritos que acarrearon componentes vitales, en efecto creen que el ARN pudo haber coordinado la rueda de la vida antes del ADN.

La idea se desprende del hallazgo de que, de todos los azúcares detectados en los meteoritos estudiados, se destaca principalmente el hallazgo de ribosa, un compuesto  clave en el ARN, el cual es el ácido nucleico que copia las instrucciones genéticas del ADN para ser entregadas a los ribosomas y así sintetizar las proteínas que resultarán esenciales para la vida.

¿Muchas casualidades?

Como toda propuesta científica no conclusiva, las hipótesis manejadas tienen sus críticos. Los criterios que de alguna manera modulan las ideas propuestas por el estudio tienen que ver con limitaciones, como el gran número de incidentes casuales necesarios para la combinación de los componentes vitales supuestamente llegados del espacio, y otros más relacionados con la metodología de la investigación.

Por ejemplo, los autores estuvieron conscientes de que los azúcares detectados podrían haberse añadido en la Tierra y no provenir verdaderamente del espacio. Para ello analizaron los isótopos de los azúcares detectados.

El resultado fue, según afirmaron en la publicación de la NASA, que los azúcares de los meteoritos estaban notablemente enriquecidos del isótopo 13 del carbono, cuando la mayoría de los azúcares en la Tierra apenas tienen ese isótopo, un resultado, si bien no conclusivo, muy relevante.

En la Tierra, aseguran, predomina la variedad más ligera, el isótopo 12, lo cual respaldaría la conclusión de que provienen del espacio. Sin embargo, se piensa que aún quedaría por determinar si el isótopo 13 habría sido el más frecuente en meteoritos también hace millones de años o solo es un rasgo actual, un criterio muy escabroso que se debe resolver para determinar de una vez si la llamada teoría de la Panspermia, que defiende que la vida llegó del espacio, podría convertirse en una verdad académica.

Otros materiales de la vida

Para 2011 se habían publicado resultados similares, con presencia detectada en meteoritos de otros componentes usualmente esenciales para el ADN.

En aquella ocasión, los científicos implicados aseguraban que los componentes habían sido detectados desde la década de los 60 del pasado siglo, pero no se tenía la seguridad de que fueran realmente procedentes del espacio o si se trataba de contaminación terrestre.

El criterio que se usó en 2011 como determinante sobre esa cuestión fue el análisis de los nueve meteoritos hallados en la Antártida en los años 60, mediante la extracción de muestras con una solución de ácido fórmico y el uso de un cromatógrafo de líquidos, un instrumento que separa compuestos, y de un espectrómetro de masas, que ayuda a determinar su estructura química.

En esa ocasión los científicos encontraron adenina y guanina, que son componentes del ADN llamados nucleobases, así como hipoxantina y xantina, también asociados a procesos biológicos.

Por otra parte, en contraste, extrajeron una muestra de ocho kilos de hielo de la Antártida, donde aparecieron la mayoría de los elementos de los meteoritos, y se utilizaron los mismos métodos de análisis, pero la cantidad de hipoxantina y xantina que contenía fue mucho menor que en los meteoritos.

Además, ninguna de las otras moléculas relacionadas con las nucleobases, las que según los científicos tienen la clave, fueron detectadas en el hielo.

Tal oposición fue tomada entonces como el criterio determinante para anunciar, también desde la NASA, que se había dado con componentes vitales llegados desde el espacio, y los críticos aseguraron que no solo hubiese sido determinante una comparación con el hielo existente en el momento de la llegada de los meteoritos, sino con el de la época actual.

Los detractores de la teoría de la Panspermia, que acepta que la vida pudo llegar a la Tierra a bordo de asteroides o cometas, también apuntan que una de las objeciones más importantes está en el hecho de que aún no se ha demostrado que los ladrillos para construir las primeras formas de vida terrestre pudieran sobrevivir a su entrada en la atmósfera de la Tierra.

Meteorito MWA 801, que contiene nucleobases de ADN. Foto: Tomada de Quo

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